Defensor del cine social, Fernando León de Aranoa (Madrid, 1968) se encontraba ayer radiante, horas antes de protagonizar con Ken Loach un coloquio en público y entregarle el Premio Master of Cinema en el Castell de Bellver. "Yo veía sus películas cuando yo no hacía películas, incluso antes de estudiar cine. Lo de hoy es uno de esos regalos que te da este oficio. Considero el cine de Loach parte de mi educación, no solo cinematográfica, también sentimental e incluso política", afirmó durante un encuentro matinal con los medios.

El responsable de títulos como Barrio, Los lunes al sol o Princesas avanzó que está acabando el guion de una película sobre relaciones laborales y que espera empezar a rodar a principios de 2020. También se refirió a otro proyecto, en el que lleva inmerso diez años: un documental sobre Joaquín Sabina, que ha ido filmando de modo "intermitente" pero sobre el que tiene "la decisión y las ganas de terminarlo".

"La primera propuesta del documental me la hizo el propio Sabina, cuando estaba escribiendo las letras del disco Vinagre y rosas (2009) con Benjamín Prado. Me propuso que les acompañara a Praga y que grabáramos allí. Desde entonces hemos ido alternando rodajes: en España, de gira, luego en México... Hemos ido improvisando, porque nuestras agendas eran incompatibles", señaló.

Siempre dispuesto a "seguir aprendiendo" con cada película en la que se vuelca, que "por término medio" le llevan "unos tres años de trabajo", León de Aranoa confesó que este documental dedicado a Sabina -en fase de montaje- le está reportando muchos placeres, como es el asistir "a todo su proceso creativo" cuando pone en pie un disco.

"Si vas a estar tres años hablando de algo, elige algo que te interese, haces muchos descubrimientos mientras haces una película", aseguró.

En este sentido, subrayó que si hay algo que le parece "muy interesante es ese dulce caos que gira alrededor de la vida de los músicos en general y la de Joaquín Sabina en particular, que hace que las cosas sean muy difíciles de planificar, ante lo cual uno tiene que cambiar un poco su mentalidad y adaptarse a ese cierto caos para sacarle partido".

Por otra parte, el director defendió que la distribución de películas a través de internet favorece el acceso del público al cine de ficción y documental que no tiene a su alcance en salas comerciales, lo cual supone "una enorme ventaja" para autores y espectadores.

"La distribución (en cines) es un cuello de botella" que afecta especialmente a las ciudades pequeñas, donde "no llegan todos los títulos" que sí se estrenan en las grandes urbes, comentó el cineasta madrileño.

"Es doloroso ver cómo las salas se van convirtiendo en tiendas de ropa", lamentó.