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Crítica de cine

Blues de Kaili

Otra película que aviva las brasas del debate entre la forma supeditada al fondo o viceversa. Al cineasta chino Gan Bi se le compara con el taiwanés Wong Kar-Wai por estirar la soga con fuerza hacia la forma. El obstáculo inicial con esta película es étnico, a los occidentales nos cuesta (ocurre también a la inversa) distinguir diferencias de rasgos de un actor que marcan paso del tiempo. Como aquí la cronología está pasada por un turmix a velocidad máxima recurro a la sinopsis oficial: En la provincia de Kaili un hombre (Huang) vive atormentado por la pesadumbre y la pérdida de su amada (Tang). La primera mitad de filme es un mosaico anacrónico; la segunda, un sueño nocturno en formato de larguísimo plano secuencia.

Si no se logra seguir el guion es mejor dejarse llevar por las imágenes, la embriagante fotografía, el ritmo y banda sonora. Menos delicadas, menos sofisticadas que las de Wong Kar-Wai, rozando, sin invadir del todo su terreno, al David Lynch más onírico. Localizaciones más mundanas, casi de realismo sucio. Varios planos (el karaoke del mafioso, su ajusticiamiento, los pies descalzos de la chica sobre un muro, la furgoneta en el túnel, la boa en una caja de cristal) que dejan la boca desencajada. El plano secuencia (real o con algún disimulado empalme) atrapa por la localización, noche, entrando y saliendo de una mina y terminando en la verbena de una pequeña urbanización. Aunque los temas sean básicos, nostalgia, doloroso buceo en el pasado, y los personajes algo tópicos, es más que una pirueta visual, es cine de muchísimos quilates.

largo viaje hacia la noche

CineCiutat

****½

China, 138 min. Director: Gan Bi

Actores: Jue Huang, Wei Tang, Sylvia Chang.

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