El dibujante argentino Guillermo Mordillo falleció ayer en Palmanova (Calvià), donde residía con su mujer Amparo, a la edad de 86 años. La muerte le sobrevino anoche tras encontrarse indispuesto mientras cenaba con su familia en un restaurante próximo a su piso. Nacido en Villa Pueyrredón (Argentina) en 1932, Mordillo -como es conocido en el mundo del humor gráfico- es uno de los dibujantes argentinos más reconocidos internacionalmente.

Después de toda una vida dedicada al dibujo y al humor, el entusiasmo por su trabajo seguía intacto. Se formó en la Escuela de Dibujantes, llamada hoy Escuela del Cómic, una de las pocas existentes en el mundo. Durante una etapa de su vida estuvo en Nueva York, donde trabajó en los estudios Paramount como dibujante de películas. Hacer animación había sido uno de sus objetivos desde que, a los cinco años, su madre le llevara al cine a ver la película Blancanieves y los siete enanitos, según explicó en una entrevista a DIARIO de MALLORCA hace tres años. No obstante, se desilusionó y decidió ponerse a hacer tarjetas humorísticas.

Más tarde se trasladó a París, donde vivió 17 años de la venta de sus tarjetas humorísticas y entró en el mundo de la prensa, donde entró para hacerse un nombre, algo que reconoció conversando con este periódico en 2009. El hecho de no dominar el francés marcó su obra: optó por hacer un humor mudo. Así, a lo largo de su carrera, ha hecho muy pocos dibujos con diálogo y, de éstos, muchos son onomatopeicos. Fue en París donde alcanzó su mayor éxito. Su obra ha sido expuesta en diferentes ciudades de alrededor del mundo. Una de ellas, en Palma, en 1989, en el Casal Solleric.

Enamorado de Mallorca

Vino por primera vez a la isla en los años 70, donde se instaló en los 80 con su familia. Después se marchó a vivir a Mónaco, pero pasaba todos los veranos en sa roqueta.

En 2009 el Solleric acogió la retrospectiva ... que veinte años no son nada. El humor de Mordillo, inaugurada el 18 de junio de ese año. La muestra, que presentaba casi doscientas piezas de su trayectoria, fue para él "un reencuentro con Mallorca" más que una exposición. "Es mi forma de agradecimiento a las islas", comentó en esa inauguración.

Mordillo siempre defendía que el "humor es la ternura del miedo". "Si viviéramos en un mundo feliz los humoristas no existiríamos", reflexionaba. Y soñaba con un mundo mejor: "Trato de transmitir a través del humor la posibilidad de un mundo mejor creando momentos de distracción a través de los dibujos. Yo quisiera contribuir con un granito de arena en la posibilidad de un mundo mejor". Son palabras de Mordillo, cuya tierna obra permanecerá viva para siempre.

CONTENIDO_RELACIONADO

  • Guillermo Mordillo: "Sigo haciendo humor con el mismo miedo que siempre"
  • Una hora con Mordillo
  • Mordillo: "Soy más periodista que dibujante"

FIN_CONTENIDO_RELACIONADO