Cuando se inauguró el Hotel Formentor, hace ahora noventa años, Gustav Mahler llevaba dieciocho años muerto, dejando atrás una muy considerable obra musical. Mahler, junto a Richard Strauss, son los máximos exponentes de esa época que llamamos neo-romanticismo.

Mahler viajó mucho durante sus años de actividad profesional, incluso dio el salto a Nueva York, donde se estrenó dirigiendo Tristán e Isolda de Wagner.

No hay constancia que Mahler estuviera en Mallorca, aunque de haber visitado la isla, seguro que hubiera querido estar en Formentor, un lugar que bien podría haberle evocado sus días de estudio y composición junto al lago Wörthersee en Carintia o en Kassel, junto al río Fulda, el lugar en el que terminó su Segunda Sinfonía, que ayer noche sonó en el espacio abierto, junto al mar, de la península del norte de Mallorca dentro del ciclo Formentor Sunset Classics.

Formentor acogió ayer, con cierto retraso sobre el horario previsto, una velada singular, la interpretación de la Sinfonía Resurrección del compositor de Bohemia. Dos horas de auténtica vorágine musical con Gustavo Dudamel al frente de la Orquesta Fiharmónica de Munich, el Orfeó Català, el Cor de Cambra del Palau de la Música, la mezzosoprano Tamara Mumford y la soprano Chen Reiss.

Resurrección, un buen calificativo para una partitura que va de menos a más. Que termina con una explosiva apoteosis sinfónico vocal, que impacta como pocas obras consiguen hacerlo por ese camino de la sonoridad múltiple, la de la alternancia entre la dulzura y la efervescencia.

Esos mismos intérpretes ofrecerán, mañana lunes, en la Philharmonie im Gasteig de Munich la misma partitura. Y es que Gustavo Dudamel no para, hace apenas diez días dirigió la Orquesta Filarmónica de Viena en el popular "Sommernachtskonzert 2019" frente a ochenta y cinco mil personas. Y eso no es todo, además de un calendario veraniego muy apretado con la Filharmónica de Los Ángeles, Steven Spielberg lo ha elegido para que dirija la banda sonora de la nueva versión de West Side Story.

Con otras temperaturas Mallorca habría sido, para el venezolano, un respiro de aire fresco.