P ¿Qué puede verse en la exposición de L'Elèctrica?

R Son exposiciones conceptuales en las que la obra es importante pero prima el concepto. En este caso, el concepto trabajado es la reincidencia. Considero que el artista que es desobediente por concepto y utiliza la desobediencia civil debe ser una persona coherente y reincidente. Lo que hemos hecho aquí es darle un poco la vuelta a exposiciones anteriores y a procesos. Se va a mostrar una instalación en la que va a haber muchos vídeos. En ellos se van a ver manifestaciones y persecuciones en contra o a favor de mi persona. Vamos a convertir a los que están en contra de las piezas en protagonistas de las mismas.

P ¿Cuántas denuncias acumula por sus obras?

R Ahora mismo tengo siete querellas abiertas por diferentes entidades: Abogados Cristianos, Arzobispado de Pamplona y Tudela por lo de las hostias, la de Vox por el proyecto nuevo, la Fundación Francisco Franco, Hazte Oír, Partido Popular y la delegación de Gobierno, el bando nacional que digo yo. Hasta 2021 tengo cerrados todos mis proyectos de exposiciones, pero lo que he hecho en este periodo de búsqueda y captura [se supone que estoy exiliado en Lisboa] es ir a distintos lugares a nivel provocación y utilizar espacios en los que yo ya no expongo, espacios que son más de disidencia. En estos seis meses estoy reincidiendo en los procesos judiciales que tengo abiertos y en expresar lo que quiero con mi obra, máxime cuando yo mismo he sido víctima de abuso sexual infantil. Mi madre era prostituta y heroinómana. Yo tengo una relación directa con la Iglesia porque mi madre intentó abortar tres veces en Navarra y no se le permitió. Yo ya digo que nazco como objeto político.

P ¿Le preocupa la entrada de Vox en las instituciones?

R Como soy un poco radical y crudo, a mí me gusta Vox. Considero que Vox ya estaba en las instituciones y ha gobernado durante años. Vox existe de toda la vida. A mí no me gustan las marcas blancas. Me gusta que las marcas lleven su nombre. Si algún día en este país va a haber por fin un enfrentamiento y una República, tiene que gobernar Vox. Y además no un poco, tiene que gobernar Vox y tenemos que sufrir cuatro años duros.

P ¿Cómo se siente en el sistema artístico más institucional?

R Los artistas contemporáneos deben ser transversales y estar en las dos partes. Que ojo, yo no estoy institucionalizado. Cuando expongo en una institución, al día siguiente el director del museo me odia y me dice que no voy a volver. Siempre tengo conflictos con las instituciones. Con el tipo de obra que hago, creo precisamente que tengo que salir de los espacios disidentes.

P ¿Cuál es el último problema que ha tenido?

R Con Vox. Me afilié al partido e hice un evento en Suiza con el carné. Las cosas hay que reventarlas desde dentro. Me afilié a 42 partidos políticos y entidades. Y me fueron denunciando. Llevo dos años con este proyecto y pagando las cuotas de afiliado: todavía hay cinco partidos que no me han expulsado.

P ¿Cree que le van a detener?

R Prefiero artistas en las cárceles que creadores cómodos en sus estudios. Sí me van a detener porque me tienen que llevar obligatoriamente a declarar. Llevo mucho tiempo teorizando sobre el tema del silencio. Cuando me detengan, con las relaciones de poder asumiré una posición de silencio total: ni abogado, ni mostrar el DNI, nada. No hay jurisprudencia previa sobre ello. No sabemos cómo un juez se va a tomar un silencio pleno. Hay posibilidades de que dicte prisión.