¿Cómo vive un músico su jubilación?, ¿puede realmente desvincularse de su oficio y poner la cabeza en silencio tras toda una vida entregada a las partituras o la composición? Hasta hace unos meses estar jubilado y ser artista era difícil de compaginar si se generaban con la actividad creativa ingresos superiores al salario mínimo interprofesional, porque ello conllevaba la posible pérdida de la pensión y la correspondiente sanción. ¿Cuida España a sus músicos mayores? Con motivo del Día Europeo de la Música, nueve veteranos y aplaudidos músicos/as responden a estas y otras cuestiones relacionadas con una profesión que, en muchos casos, consideran "precaria".

El guitarrista, compositor y productor Joan Bibiloni, de 66 años, afirma que en España no existe "una cultura sénior como la que hay en otros lugares del mundo" y subraya que "aquí no se cuida a los artistas mayores", algo que obedece a "un tema cultural, de educación y de sensibilidad".

"Tristemente, esta sociedad está más en la onda Operación Triunfo que en la de los artistas y creadores veteranos", espeta el músico.

En su opinión, el Estatuto del Artista que regulará la compatibilidad de la pensión contributiva de jubilación con la actividad de creación artística y por la que se perciben derechos de propiedad intelectual "ayuda, pero es un mero titular".

"En las últimas galas que di con Los Javaloyas, unas 17 en total, me descontaron hasta 700 euros y pico en concepto de Seguridad Social o qué sé yo. Algo monstruoso", apunta Serafín Nebot. La voz de Los Javaloyas afirma que el suyo "es un oficio muy delicado" y que si bien es verdad que "en los últimos años se ha producido un cambio brutal, hay mucha gente preparadísima que no tiene dónde tocar".

A sus 86 años, Nebot lleva "muy mal la vejez", ya que "no tiene absolutamente nada de bueno, salvo que no estás muerto. La música es un bálsamo -asegura-, un salvavidas extraordinario. Sin ella estaría peor de lo que estoy".

"Siempre estaré agradecido de haber podido vivir de la música, una actividad extraordinariamente preciosa, una profesión que, en la madurez, te permite seguir aportando muchas cosas".

Para Nebot, el talento no conoce edades, como demostraron Von Karajan, Aznavour y Sinatra. "Si salieran de sus tumbas iría al cementerio a escucharles. Los grandes siempre son grandes, tengan la edad que tengan".

"Hoy prevalece la juventud por encima de todo, hacerse mayor es casi un pecado. Así que se potencia más todo lo nuevo, sin tener en cuenta el valor que puedan tener las personas que han trabajado durante muchos años", expresa la cantante de Música Nostra, Miquela Lladó, de 70 años de edad, que hace suyas las palabras de la ministra Isabel Celaá: "Una sociedad moderna no puede prescindir del capital intelectual que aportan creadores y artistas, particularmente en su etapa de madurez".

"Se está avanzando bastante" en este sentido, expresa otro histórico de la escena musical, el bajista de Los Bravos, Miguel Vicens. A sus 75 años, sigue vinculado a la música, en un coro de Santanyí, y no descarta una resurrección del grupo que le dio la gloria. "Nosotros no envejecemos, nos volvemos mayores", comenta Vicens, quien tilda de "sinsentido" el hecho de que los creadores jubilados no pudieran percibir las retribuciones que les correspondían por la venta de sus obras a la vez que cobrar el cien por cien de su pensión de la Seguridad Social. "Eso me tocaba la fibra, el bolsillo y lo que está al lado de los bolsillos", suelta con una carcajada.

Argumenta Luis Arboledas (62 años), exintegrante de Ossifar, que los músicos están desprotegidos porque "hay una gran cantidad de ellos que cobran en negro más de la mitad de lo que ganan, no cotizan, con lo cual lo tienen jodido para lograr una jubilación decente. Un músico con contrato fijo es una figura que no existe, y las temporalidades son absolutamente eventuales".

El cantante y guitarrista desconoce por qué se da esta situación pero sí sabe por qué los músicos no la denuncian. "Si lo hicieran probablemente no volverían a darles trabajo. Un músico es un falso autónomo, en una gran mayoría de casos, en negro. Cuando llega la hora de facturar resulta que no pueden, porque el empresario, el hotelero o el que sea les quiere pagar en negro. Si hay un oficio en precario ese es el de músico, sin duda", subraya.

Los músicos nuncan se jubilan

"Un músico nunca se jubila", defiende Joan Company, de 66 años. El director de la Coral Universitat de les Illes Balears suma veintidós años "yendo y viniendo de Mallorca a Galicia" y puede presumir de "salud, ilusión y humor de tanto viaje. La música es de esas actividades humanas, intelectuales y artísticas que ayudan a que la memoria funcione y esté altamente activa".

"La juventud -añade Company- nos enseña muchas cosas, como son la vitalidad, la energía o la curiosidad, pero la madurez, que en el caso de un músico aparece a partir de los 60 años, te aporta otras cosas, como la sabiduría, que en tu etapa de formación no tienes".

Su experiencia le lleva a afirmar que el talento no está reñido con la jubilación, con la edad adulta, y pone dos ejemplos: el pianista Joaquín Achúcarro, que a sus 86 años "sigue dando conciertos de memoria"; y el director Jesús López Cobos -fallecido en 2018 a los 78 años-, que "dirigió también de memoria el Réquiem alemán de mi Coro de Galicia, hará unos dos años, cuando ya luchaba contra el cáncer".

El incombustible cantante Lorenzo Santamaría siempre ha proclamado que solo vive "por la música". Y ahí sigue, a sus 74 años, dando caña. "La gente nos recuerda, a los mayores, y nos hace sentirnos queridos, pero otra cosa diferente son las instituciones, que son las que hoy contratan, y la mayoría no está por esa labor", señala.

El intérprete de éxitos como Para que no me olvides, que llegó a los primeros puestos de las listas de ventas, sostiene que, en materia musical, España padece cierto retroceso frente a otros países europeos, como Inglaterra u Holanda, que conoce bien, y que todo eso se refleja en la profesión, en el sector, un gremio que, por otra parte, siempre ha pecado de poco o nulo asociacionismo: "Basta ver cómo ha acabado la SGAE. Es la idiosincracia de nuestro país, que solo busca la pasta".

Tomeu Estaràs (78 años recién cumplidos), de Els Valldemossa, no le reprocha nada al Régimen especial de artistas aunque admite que "algunas cosas se podrían mejorar" en el capítulo de la jubilación. "Yo he vivido exclusivamente de la música 55 años, y puedo presumir de ello. No soy millonario pero he vivido bien". Su pareja, la voz de Els Valldemossa, Génia Tobin, conviene con su esposo aunque precisa: "Tengo tres nietos y si tuviera que aconsejarles algo sobre nuestro oficio les diría que primero cursen otros estudios y cojan un trabajo que les remunere. Siempre estarán a tiempo de dedicarse a la música".