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Crítica de Cine

El profesor

El vendedor de tabaco

Nacionalidad: Austria, Alemania, 117 mins. Director: Nikolaus Leytner. Actores: Bruno Ganz, Simon Morzé, Johannes Krisch, Emma Drogunova. Cines: Augusta, CineCiutat.

El incentivo principal para ver esta película es el recién fallecido Bruno Ganz. No porque su actuación sea excepcional; sí por paladear uno de sus últimos actuaciones. Por reconfirmar que el que tuvo, retuvo. Películas como El amigo americano, El cielo sobre Berlín o El hundimiento no serían, sin exagerar, sin dudar, tan excelentes sin él.

En El vendedor de tabaco Ganz interpreta a Sigmund Freud. El guión adapta un bestseller de Robert Seethaler que recurre a dos fórmulas clásicas de la literatura: a) pasar a un personaje muy famoso a segundo plano y ofrecer el primero a una persona corriente; b) el paso acelerado de un adolescente al mundo adulto. El protagonista aquí es un joven que llega a Viena pocos meses antes de la capitulación ante los nazis y entra a trabajar como aprendiz del estanco en el que Freud ("El profesor") se aprovisiona de tabaco. El chico se endurece al enamorarse de una guapa checa, medio prostituta y ver cómo los nazis detienen a su jefe por filocomunista y fuerzan la huida del psicoanalista a Londres. El argumento promueve la bondad quijotesca en una situación tan extrema como es una (incipiente) guerra. En la realidad la supervivencia, someterse o huir, suele predominar al enfrentamiento con un Goliat infinitamente cruel. La relación amorosa es más simple y acartonada que (ejemplo similar y reciente) la de la serie Babylon Berlin; la semipaternal entre la eminencia y el pipiolo tampoco brilla en profundidad, y omite las conocidas aristas de carácter del judío. La realización peca también de demasiado correcta. Ergo, leve drama prebélico con el regalo de Bruno Ganz.

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