A Petros Márkaris (Estambul, 1937), más que comer, como a su comisario Jaritos en la ficción, le gusta hacer la siesta. "Es sagrada. Los jóvenes ahora no la podéis hacer. Trabajáis todo el día por muy poco dinero", lamenta. La precariedad laboral juvenil, avanza, es el tema de la próxima entrega de su célebre serie de novela negra mediterránea.

P ¿Qué significa escribir en y desde el Mediterráneo?

R Me ayudan mucho más a escribir el Mediterráneo, sus habitantes y su paisaje que no la cultura alemana, que la conozco igual o más que la griega. Crecí con el alemán, estudié en Alemania y Austria, y pese a ello me ayuda más a escribir el Mediterráneo. El mar es muy importante para mí, y también los hombres que se han formado cerca del mar. Éste no sólo tiene que ver con el turismo o la pesca, sino que el mar conforma y moldea a las personas de una manera especial.

P ¿Lo dice porque el mar es un lugar especialmente conflictivo, como la novela?

R Es importante el tema de los conflictos, cierto, pero más importante es aún el hecho de que el Mediterráneo sea la cuna de la primera cultura europea.

P Que Grecia sea la cuna de esa cultura y la democracia, ¿está relacionado con el hecho de que en el país heleno sea donde menos haya crecido la extrema derecha? De hecho, Amanecer Dorado ha perdido casi dos tercios de sus votos.

R Pienso que no. El gran problema que tienen los griegos es que la crisis continúa todavía. Y el objetivo del país es votar a un partido que tenga capacidad de gobierno real y que pueda revertir la situación. Como saben que la extrema derecha no puede llegar a gobernar, no se la plantean como una solución real.

P ¿Por qué sube en otros países?

R El problema de fondo es el fracaso de los partidos del sistema en muchos países europeos. Es un problema muy grave porque la democracia es un sistema que necesita a los partidos tradicionales. Con muchas de las políticas que han aplicado, han perdido toda su credibilidad. Mucha gente que vota a la extrema derecha no es fascista, sino que son personas desesperadas. Y cuando una persona está desesperada no piensa objetivamente ni de manera clara. Por eso ha subido tanto la extrema derecha.

P 7 de julio: elecciones generales

R Tsipras cometió el error más grave cuando empezó a gobernar porque le prometió al pueblo que cambiaría Europa. Y un país pequeño endeudado hasta las cejas era imposible que pudiera cambiar Europa. Esto lo mantuvo hasta cuando ganó por un voto la moción de confianza, que le refrendó. Después entendió que no podía cambiar Europa y lo que hizo es hacer lo mismo que hacen los partidos tradicionales. Y ahora paga el precio de su error. El partido que parece que puede ganar es Nueva Democracia, de centroderecha, que cuando estuvo en el gobierno cometió los mismos errores que Tsipras. El sistema es el mismo: la gente desesperada dejó de votar a Nueva Democracia para votar a Tsipras y ahora le abandonará a él para regresar a Nueva Democracia. Alternancia. Grecia está desesperada frente a una situación económica que no se arregla.

P En todo el espectro político griego, ¿ve a alguien capaz de solucionarlo?

R Kavafis acaba diciendo en un poema que en Siria hay tres partidos que quieren gobernarla y son todos igual de desastrosos. Por lo tanto, no hay solución. En Grecia, no hay tampoco movimientos sociales porque ya no existe esa izquierda que movilizaba a la gente. Syriza era hipotéticamente de izquierdas pero no ha aplicado una sola política de izquierdas.

P ¿Hay algún margen de maniobra para que haya partidos de izquierda?

R Los partidos de izquierda se nutrían de la gente humilde, de los obreros. Y podían movilizar a la gente para reivindicar sus derechos. En cambio, el único objetivo de la izquierda actual es el poder. Y el poder no quiere movimientos sociales. El poder quiere otras cosas. Esto es lo que ha llevado a muchos países al suicidio de la izquierda. Marx lo que quería para el proletariado era una distribución equitativa de la riqueza. Esta misma riqueza y la ambición de poder se han cargado a la izquierda. Cuando esas clases medias suben de nivel, automáticamente se convierten en parte del sistema. Hoy las clases medias son el proletariado.

P ¿La salida no es el humanismo?

R Esto se arreglaría si la UE, que sólo se mueve por criterios económicos, hiciera venir a historiadores de todos los países para escribir la auténtica historia de Europa. Y que ésta se enseñara en todos los colegios europeos. Pero esto no se ha producido, no ha tenido lugar. Si esto no se produce, ¿de qué valores de Europa estamos hablando? Soy muy partidario de Europa, pero su gran error es que es sólo una unidad económica. No se ha creado una Europa a partir de otros principios que no sean los económicos.

P En la última entrega de Jaritos, focaliza en la universidad, un espacio que debería ser una tabla de salvación pero que parece que no lo es.

R Los políticos habían tenido hasta ahora un respeto por la cultura y por la educación. Al menos hasta ahora. En estos momentos, se han abandonado los principios de la cultura y la educación y se han lanzado exclusivamente a los brazos de los principios de la política. Una política entendida como mantenimiento del poder y la silla. La cultura y la educación nos podrían salvar. Cuando Europa no estaba unida, cuando los países se peleaban entre sí y estaban en guerra, ¿qué era lo que les unía? La cultura europea. Dime ahora qué político actual habla de cultura europea. Hemos expulsado la cultura europea como base común, y la única base común que tenemos es la economía.

P ¿Nos conocen los algoritmos mejor que nosotros mismos?

R En el Brexit se usaron y mira qué desastre hay ahora en Inglaterra. Ves este país, que era el primer imperio de Europa, y no te puedes creer la situación actual que están viviendo. Es un ejemplo también del gran peligro que son las redes sociales. Todo está en la red ahora: no sólo nuestras opiniones, sino también si hemos pedido un crédito, nuestra situación económica, qué hemos comprado, qué páginas hemos visitado... Es un peligro enorme.

P La revolución digital elimina el cuerpo. Nuestra cultura tiene también una base corpórea.

R Exacto. Y todo esto está al servicio del poder. Estas redes lo que hacen es fomentar la libertad de las personas: puedes expresarte libremente. Pero luego hacen una selección de lo que les interesa para manipularte. En cuanto a lo del cuerpo, un apunte: antes la explotación era visible y la podías combatir. Ahora la manipulación es invisible, no se puede combatir.

P ¿Cuál es el papel del intelectual en este panorama?

R En mi última novela, Jaritos va a interrogar al profesor de Historia Seféroglu. Y éste le pregunta: "¿En qué contexto buscas al asesino: en los pensadores?" Y Jaritos le contesta: "También busco entre ellos". Y Seféroglu le dice: "Ya no existen pensadores, sólo existen intelectuales, intelectuales al servicio del poder". Jaritos le pregunta por la diferencia. Y el profesor le contesta: "Los pensadores usaban la razón, iban a las bibliotecas, estudiaban. Los intelectuales son personas que tienen opinión sobre todo". Tenemos intelectuales que opinan, no pensadores. Esto es el fin de Europa. Hablamos de una Europa que había sacado a la luz a muchísimos pensadores muy brillantes y que ahora sólo saca a la luz supuestos intelectuales que tampoco lo son y que hablan y opinan sobre todo.

P Los que más seguidores tienen en las redes son los más polémicos. Lo mismo sucede con algunos políticos de ultraderecha.

R Es lo que buscan, la polémica. Porque el enfrentamiento en redes es una manera muy fácil de subir en política y de indicar o dar a entender que eres diferente al resto, que eres algo único. Pero la gente lo que no entiende es que ser diferente no es sólo el paraíso sino que también puede ser la condena, el infierno. Te voy a contar un chiste: Va un hombre al cielo, ve a San Pedro y éste le dice: "Estás a medio camino de ir al cielo o al infierno. Elige". Primero va al infierno: ve sexo, comida en abundancia, se divierte. Y luego se va al cielo y ve gente muy comedida, comiendo poco y pensando todo el día. Y le dice a San Pedro: "Yo quiero ir al infierno". Y cuando entra ve calderos donde queman a la gente y los persiguen. Y le dice a San Pedro: "No es esto lo que vi antes". Y San Pedro le contesta: "Lo que viste era un anuncio publicitario del infierno" (risas). Salvini es un spot publicitario; en cambio, el auténtico Salvini es el infierno.

P ¿Qué opina del nacionalismo?

R Nací y crecí en Constantinopla, es decir, Estambul, Turquía. Era un país con un nacionalismo muy agresivo. En este país se decía "o eres turco o no eres nada". Por eso me dije, "como yo no soy nada, me voy". Cuando oigo la palabra nacionalismo tiemblo y me entran ganas de salir corriendo.

P ¿Conoce el procés catalán?

R Sigo las noticias de Cataluña. Pero no veo qué aspectos positivos puede tener la independencia. No lo acabo de entender. Los partidos nacionalistas no me despiertan confianza. Yo vivo en los Balcanes, donde todos los países son nacionalistas. Y para mí es muy antipático el nacionalismo. No aporta nada bueno.

P Hay políticos catalanes en la cárcel por este conflicto que ahora están siendo juzgados. ¿Era necesario llegar hasta aquí?

R No. Fue un gran error de España meterlos en la cárcel. Cuando un país se levanta y pide cosas, posiblemente tenga razón en algunas. Por tanto, el único lugar para solucionarlos es una mesa de negociación y no la cárcel.

P ¿Relaciona el auge de la extrema derecha en España con el independentismo?

R La extrema derecha no ha crecido tanto en España. Lo de Vox no lo veo tanto por el tema catalán: pienso que es un fenómeno europeo. En Alemania ha subido un 13% y allí no tienen estos problemas con el nacionalismo. Todo esto surge de la incapacidad de Europa por dar solución a los problemas de la clase media. Y hemos de entender que la democracia tiene como base a la clase media. Cuando se pierde la clase media, también se pierde democracia. Estamos hablando de una Europa que tampoco ha sabido solucionar la situación de los refugiados, no ha sabido o no ha querido hacerlo. ¿Qué Europa tenemos que permite que en Hungría no haya libertad de prensa? ¿Sobre la manipulación de la justicia en Polonia por parte del poder, Europa tampoco tiene nada que decir? Y nos preguntamos por qué existe la extrema derecha: ésta es la respuesta.