Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

A tiro

Escenarios

De momento, ninguno de los tres partidos del bloque de izquierdas que estos días analizan los resultados electorales y se reúnen o para congratularse, limarse las uñas o rasgarse las vestiduras ante la pérdida de votos está mencionando la cultura. Así directamente. La cultura no está en el debate. Ni está en las líneas rojas, ni en las verdes, ni en las moradas; ni en los discursos más o menos triunfalistas. Estará en la negociación del pacto por imperativo, pero hay poco entusiasmo e interés. Si bien esta indiferencia es un mal endémico, la refuerza la legislatura que acaba de finar. Un mandato que en el ámbito cultural ha dibujado un terreno poco plural y participativo (y sí una suerte de cortijo partidista con sus afines); ineficaz en cuanto a gestión; con escasas reformas estructurales, pero sí con engorde de organizaciones que poco tienen que ver con la ciudadanía o con el interés general; escasamente transparente y cerrado al debate (un búnker); muy desligado de la educación y excesivamente cosmético: hay un álbum de selfies para parar un tren. Con todo esto, no se transforma nada. Ni se solucionan los problemas. ¿Alguien tiene un plan de emergencia?

Escenarios ¿posibles? Se dibujan varios. En el Govern, la cartera de Educación podría asumir la de Cultura. Argumentos en contra: Francina Armengol ha asegurado que hay que acabar con las macroconsellerias. Así que mastodontes, los justos. Otro: que la cosa se quede tal y como está, con Fanny Tur, quizá. O no. (¿Alguien tiene claro qué partido auspicia al cien por cien esta conselleria?) Tres: que la cartera la quiera y la consiga Unidas Podemos. Yo no descartaría esta última opción. ¿Tendría sentido una conselleria morada y transversal de Cultura, Participación e Igualdad? Si la respuesta es sí, ya tiene una candidata favorita.

Empiezan a conformarse listas con aspirantes a algún cuadro de mando intermedio para el área cultural de Cort. Son días en los que muchos se postulan y se dejan ver. De momento, se recopilan nombres para el responsable de la dirección de artes visuales, sin un Sebastià Mascaró reincidente si Més toma las riendas de la parcela (un escenario posible). Sin embargo, no habría que despreciar el interés que podría tener el homo audiovisualis Alberto Jarabo: en las entrevistas de campaña de Podemos citó la precariedad cultural.

Lo que no va a valer en esta legislatura en materia cultural es el postureo y el buen rollo, que sólo sirven para ganar tiempo. La izquierda que finalmente pilote la barca, sea más o menos empática, lgtb, verde o feminista, deberá tocar e intervenir en lo que menos le gusta: lo que estructura a las sociedades y lo que determina las posiciones: la economía y el poder. Y deberá enfrentarse a sus abusos en el ámbito cultural.

Compartir el artículo

stats