Jaume Estelrich (Manacor 1970) es uno de los guitarristas más brillantes que ha dado Mallorca en los últimos años. Con Tots Sants entró en el imaginario colectivo de toda una generación, a ritmo de rock duro, y con Ca de Bou ha remotado una senda musical que le ha vuelto a colocar en primera plana. Defensor de la sinceridad y la honestidad en una profesión sujeta a caprichos y modas impuestas, aplaude la carrera de grupos como La Polla Records, número 1 en ventas a nivel estatal por delante de Alejandro Sanz.

El regreso triunfal de Evaristo y los suyos dibuja una sonrisa en el rostro de Jaume, y no es forzada. "Al principio pensé que era un bulo de internet, pero cuando los vi en el número 1 tuve una alegría ke te kagas. Es un zasca a toda la industria y a los medios que ignoran a estos grupos, como si no existieran. Aunque no hayan tenido nunca apoyo ni promoción el suyo es un público fiel, y lo que en principio fue una minoría de aquí, de allá y de más allá, todo ha acabado por juntarse y hoy son muchos. Su triunfo demuestra la autenticidad, y también la fidelidad de un público que no se vende a las modas".

Puede leerse cierto paralalismo en la carrera de La Polla y la de Tots Sants. Pese a practicar lenguajes musicales diferentes, ambos grupos, que coincidieron en la escena de los 90, han practicado aquello del "háztelo tú mismo" y han ido paso a paso hasta agigantar sus leyendas. Los de Manacor bebieron de buena parte del punk, tanto patrio como británico, en sus inicios, unos comienzos que, en el caso de Estelrich, se encuentran en las antípodas del punk y se sitúan en la que es conocida como la plaza de las verduras, Constitució, en el pleno corazón de Manacor. Su madre y su madrina ejercían de profesoras de piano, y su abuelo era director de orquesta. "Todos eran músicos clásicos, pianistas sobre todo, y organistas. Crecí con la música clásica pero ese rollo no me gustaba, al contrario, me disgustaba y todo, porque para un niño era casi como un castigo", confiesa".

Al rock llegó por casualidad, un fin de semana, cuando con uno de sus primos, Àlex Vadell, que años después se convertiría en el bajista de Tots Sants, descubrió una vieja guitarra española en la casa de otro de sus primos. "Fue como si cayera un juguete en mis manos. Álex la agarró y enseguida se puso a sacar canciones, con dos cuerdas y de oídas, de Siniestro Total y de los Sex Pistols. Nos lo tomamos como un pique, y ese fin de semana ya tuve claro que lo que yo quería era tocar la guitarra", subraya.

Desde entonces la guitarra nunca le ha abandonado, aunque su relación con ella haya estado marcada por luces y sombras. "Con la guitarra siempre hay crisis", reconoce. "Hay momentos en que lo enviarías todo a rodar. Hay que ser fuerte psicológicamente, porque es una especie de vida, la del músico, de alegrías y frustraciones. A quien le guste mucho y lo tenga muy claro, seguirá con la guitarra, porque en cuanto flaqueas, la tentación siempre es dejarlo. La sensación de que no aprendes y no sabes tocar dura toda la vida", asegura.

La mayor alegría se la dio Tots Sants, un proyecto que en muy poco tiempo, unos pocos meses, pasó de un local de ensayo a tocar en el Pop Rock y tener firmado un contrato discográfico. "El sueño de cualquiera", apunta Estelrich, quien considera el mayor regalo el haber logrado "un conjunto de canciones de las que la gente aun se acuerda". El responsable de esa longevidad de los temas fue y sigue siendo el desaparecido Xavier Ramis, aunque sus compañeros, y también el público, sigue teniéndolo muy presente. "I avui dematí, a una platja que feren per a ell les ones, l'han vist partir, on no hi arriben el mal i l'enveja dels homes, en Xavier riu, i canta aquella que somies...", puede leerse en los agradecimientos de Un altre bou, el esperado álbum de Ca de Bou.

Ca de Bou supone una evolución de Tots Sants. A los históricos Jaume, Àlex Vadell y Marcos Gil se les han unido Joan Gelabert y Roger Pistola como vocalista. Los otros Tots Sants pararon de tocar durante muchos años cuando lo dejaron, pero Jaume continuó, con grupos como Freak Control, con el que hacía funky, y con un grupo de soul, sa Filarmónica de Son Reus, con diez personas sobre el escenario. "Cuando nos reagrupamos, ya tenía cosas hechas. Había cosas que no cuadraban pero otras eran válidas y en dos segundos supimos por dónde tirar. Con la incorporación de Roger, el resultado final cambió. A algunos les recuerda a Tots Sants y a otros, no. En ningún momento buscamos un sustituto de Xavier. Buscábamos alguien con su propia personsalidad, y también alguien independiente, al que le pudiéramos dar la música para que se trabajara las letras. Y si era conocido, mejor que mejor. Roger cumplía todos los requisitos", explica. En septiembre recogerán los frutos, con una gira que pasará por Palma y la Part Forana.