Diario de Mallorca

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Crítica de Música

Just Enormous

Obras de Von Weber, Verdi, Wagner y Strauss

Auditòrium de Palma

Orquestra Simfònica de Balears

Lise Davidsen, soprano

Pablo Mielgo, director. 16/05/19

Al inicio de su carrera como cantante, una de las más brillantes, sólidas e indiscutibles voces de la segunda mitad del siglo XX, Jessye Norman recibió el apodo de "Just Enormous" por su bella y potente voz.

Pues también podemos aplicar el mismo calificativo a Lise Davidsen, la soprano noruega que el pasado jueves actuó en el Auditòrium de Palma junto a la Simfònica para cerrar la temporada de abono de nuestra formación musical de referencia. La joven Lise que, entre otros, ha conseguido el premio Kirsten Flagstad, el que lleva el nombre de otra noruega universal y que tiene estatua junto al teatro de ópera de Oslo, se presentó con un programa potente y magnético, con arias de auténticas heroínas de Von Weber, Verdi, Wagner y Strauss, nada menos y dejando para los bises dos incursiones en el terreno de la opereta y el musical (La princesa gitana y My fair lady).

Como Flagstad y Norman, Davidsen, sin desmerecer su línea italiana, está triunfando en los grandes papeles de la ópera alemana. De hecho este verano será Elisabeth de Tanhausser en las representaciones de ese título wagneriano en Bayreuth, a las órdenes de Valery Gergiev (también canta el rol de Siglinde y seguro que en poco tiempo será Brunhilde). Lo demostró en Palma con una segunda parte entregada por completo a Wagner y Strauss, que interpretó de manera soberbia, para dejar sin aliento al público que se dio cuenta que tenía delante una de las voces más importantes del momento por lo que a ese repertorio se refiere. "La nueva diosa wagneriana" (como la calificó La Vanguardia hace menos de un año) estuvo perfecta en Es gibt ein reich de Wagner y en Dich teure Halle de Strauss, magnífica en los dos lieder Cäcilie y Morgen (si no la más bella, una de las más bellas canciones del siglo xx) y en Morrò ma prima in grazie de Verdi, delicada en el Ave Maria verdiana y notable en Wie nahte mir de Von Weber, una bellísima aria más propia de voces al estilo Elisabeth Schwarzkopf, no tan dramáticas.

Por lo que a la orquesta se refiere, tuvo sus puntos fuertes en los acompañamientos y en la Danza de los siete velos y sus débiles en las oberturas: la de Tanhausser sonó un tanto pesada y en las de El Cazador Furtivo y Otello se notó, en las trompas y trompetas, un cierto cansancio de fin de temporada.

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