Como es lógico, por más velas que le ponga al santo, me baje el calzoncillo y le enseñe el culo al descacharrante maestro Joao para lo de las adivinanzas, confiara en las, ahora sí, infalibles encuestas del alto chef del CIS, José Félix Tezanos, que bordó en oro de ley los resultados del 28 de abril, o ni siquiera machacando mi dignidad abrazándome a la ordinaria religión de la chabacana Aramís Fuster, podría saber en qué quedó lo de anoche en Tel Aviv, Israel, donde tuvo lugar -para, que este mundo está loco-, la cita de Eurovisión ya que el pasado año ganó el concurso la gallinácea musiquilla, horripilante, de Netta Barzilai. Así que nada, ni sé ni me importa quién ganó anoche la cita en la que no tengo duda, España, TVE, no debería de haber acudido a esa bacanal de apoyo. Que las cañerías ensangrentadas del gobierno de Benjamin Netanyahu se las limpien otros, las blanqueen otros, las aprueben otros. Este despreciable gobernante maquina sin cesar para huir de algo que suene a paz y entendimiento. Dicen que es rencoroso, y obligado por el puto festival ha tenido que alcanzar una tregua con el escombro espiritual de los líderes de Hamas de forma que ni bombas israelíes lleguen a Gaza ni cohetes palestinos lluevan sobre Tel Aviv por unos días. Qué asco. No son los cohetes por ahora los que apuntan sobre Israel sino las cámaras del mundo las que no deben de recoger la masacre ni la ocupación del territorio palestino ni la muerte indiscriminada. Claro que al otro lado hay asesinos que no pagarían sus fechorías ni cortándoles los testículos para que los perros se los coman a boca llena. Pero la desproporción y la impunidad chulesca del gobierno de Israel, protegido por el loco de la Casa Blanca, clama al cielo de la gente de bien en Israel y en Palestina. Llegados a este punto de la abominación nunca antes el título de una canción simbolizó tanto como la del representante de TVE la postura de mirar a otro lado. Miki Núñez podía haber cantado Las nubes, El mar, El otoño, Mi rabo o Tu conejo, pero no, el tío anoche cantó La venda. Y en Israel. Es un sarcasmo. Una venda tapa, pero no elimina la realidad. Nos ponemos la venda, damos cuatro cabriolas, echamos unas risas, coreamos el estribillo, enarbolamos las banderas como auténticos patriotas, organizamos una charanga para despedir al crío como se merece por las calles de Madrid, nos ponemos la venda, aterrizamos en el aeropuerto Ben Gurión como si nada, cantamos, y a mirar a otro lado, o decir, como dice TVE, que "vamos a preservar el carácter no político de Eurovisión". Netanyahu, cogiéndose el paquete con las dos manos, se revuelca en uno de los muchos asentamientos de judíos en territorio palestino. Ni venda ni puñetas. Escuchad cómo resuena su risa.

El sonajero

Lo peor de las vendas es que son objetos que te ponen o que uno se pone. ¿Recuerdan al Pablo Casado que hablaba con el morro torcido y la sonrisa inmaculada de "las fosas de no sé quién" y de "la guerra del abuelo"? Pues bien. ¿Vieron la semana pasada los huesos pelados en una fosa, que resultó ser de una mujer que en el momento de ser fusilada en 1936 llevaba en su mandil el sonajero de su hijo de 9 meses? Los colorines de ese sonajero destacaban en el agujero de tierra que aún tenía restos de la cal viva con la que cubrieron su cuerpo. Aquel niño de 9 meses es hoy Martín de la Torre Muñoz, de 83 años, que sigue en el pueblo palentino Cevico de la Torre donde también nació su madre. La historia es una de las más terribles por hermosa y dramática de las conocidas hasta ahora por su poético y desgarrador fondo. El señor, que ni recordaba su sonajero ni la cara de su madre, ha podido ver el colorido juguete y el esqueleto de quien le dio la vida. Y ahora, señorito Casado, susúrrele al oído de este hombre "las fosas de no sé quién", y vea a dónde le manda la venda que se colocó con el gracejo de los chulapos. También los gobiernos son expertos tapando los ojos de sus ciudadanos y de sus vecinos, si pudieran. Hace unos días emitió Cuatro una nueva entrega de En el punto de mira, reportaje de Boro Barber. El equipo llegó a Tánger para localizar al llamado Pablo Escobar de Marruecos, un tipo que al parecer, según el reportaje, le hace a todo, pero la manteca gorda la saca de las medicinas robadas en España y revendidas en Marruecos. ¿Y qué ha dicho el Gobierno marroquí? Pues se ha puesto la venda y asegura que han comprado al aparcacoches que habló con el equipo de Cuatro.

Madre de dragones

Si no teníamos bastante con La voz, Antena 3 parió La voz senior, y si no teníamos bastante con los miembros del jurado, los llamados coches, ahora van y pare la abuela de nuevo y nos endilga a David Bisbal. Es el que faltaba. No tengo vendas para tapar mis orificios auditivos y visuales. La semana pasada se vivió en el programa uno de esos momentos televisivos en los que te faltan manos, mantas, bolsas, carretera y manta, o vendas, para taparte la vergüenza de ver la actuación de José María Guzmán, el del grupo setentero Cánovas, Adolfo, Rodrigo y Guzmán, cantando Señora azul, tan bella, tan elegante, siendo juzgada por cuatro analfabetos musicales que, mientras escuchaban la música hacían muecas de cretino y movimientos ridículos como dando a entender que estaban a un tris de golpear el puto botón y hacer girar su silla pero no, no lo hacían a pesar de la voz y la música que les llegaba. Las necias caras de Bisbal y las muecas de la palurda Paulina Rubio eran de ay, dios, llévame pronto. Termino. ¿Siguen Juego de tronos? ¿Han visto el último emitido? Es un ejemplo de ponerse la venda y arrear. Una irreconocible Daenerys Targarien, Emilia Clarke€ Me callo por si aún no lo han visto. Creo que les ha pasado como a Díaz Ayuso, la del PP por Madrid, que cuando habla es como comer y rascar, que no puede parar. Con Cayetana, la marquesita de Casa Fuerte, forma tándem disputado en las tertulias. El que las eligió no llevaba venda sino burka integral. Y ahora, Miki, corazón, supera esto.