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Crítica de Cine

Uña y arma

Los hermanos sisters

Augusta, CineCiutat

Estados Unidos, Francia, 122 min.

Director: Jacques Audiard

Actores: Joaquin Phoenix, John C. Reilly, Jake Gyllenhaal, Riz Ahmed

Leí la novela de Patrick DeWitt por saber qué mosca había picado al galo Jacques Audiard (Un profeta, Dheepan) para meterse en una película del oeste americano, género no quemado del todo pero sí muy maduro. La novela se puede calificar de neowestern. Incluye ingredientes clásicos (familias de pistoleros, la fiebre del oro de 1849) y aderezos menos frecuentes (el intraducible humor del título, experimentos químicos).

En su traslado a la gran pantalla se aprecian previsibles y sutiles mejoras. Entre las primeras, la fotografía y la música, el atinado tratamiento de la violencia. Y las interpretaciones, ninguna de Oscar, todas sacando lo mejor de los excelentes actores. La sutileza se aprecia en el guion, en el pulido de Audiard y Thomas Bidegain, su amanuense habitual. En el libro los protagonistas son bastante simples, sin llegar a descerebrados, y el episodio de los productos químicos deja mal cuerpo. La película, sin omitir nada de la novela, mantiene los mejores diálogos y el dosificado humor, arrincona un poco el tema del oro y los delirios mentales de su buscador y explora, amplía, matiza y profundiza en los hermanos. Uno más impulsivo, otro más reflexivo, uno más autodestructivo y realista, otro más soñador e igual de realista, los dos con un don idéntico, su habilidad con las armas, su frialdad al matar, del que ni abusan ni les remueve la conciencia. Se comportan como gemelos sin serlo. Acaban en final feliz y justificado, más quitar los puntos que curar una herida. Película con una mezcla de nihilismo, idealismo, violencia y empatía fraternal tan extraña como interesante.

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