Diario de Mallorca

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Crítica de música

¡Oh, el horror!

Con el título genérico de Redempcions, Bernat Quetglas programó y dirigió, el pasado fin de semana, conciertos de su Orquestra de Cambra de Mallorca con obras del siglo XX, relacionadas con la reflexión sobre la muerte, el sufrimiento y la espiritualidad, alternando la música con lecturas de cartas que los condenados, en los campos de exterminio nazis enviaron a sus familiares antes de ser asesinados.

Para abrir y cerrar la propuesta, dos composiciones de Arvo Pärt, Canto a la memoria de Benjamin Britten y Fratres, las dos con una fuerte carga mística como suele ser propio en las obras de este compositor, uno de los grandes músicos actuales. Y en el centro, dos obras llenas de carga emocional, la Trauermusik de Hindemith y esa partitura impresionante y que impresiona, la Sinfonía de cámara op. 110a de Shostakovich que es la transcripción que hizo Rudolf Barshai del Cuarteto de cuerda número 8 y que el compositor ruso escribió después de contemplar el horror en Dresde, una ciudad devastada por la guerra.

Todas las obras, todas sin excepción, fueron interpretadas de una manera sobresaliente, que en este caso quiere decir, con sentimiento. No podía ser de otra manera. O se hacen lecturas como éstas o mejor no programar esas partituras de cámara.

Director, solista (una Patricia Gómez muy sólida en Hindemith), cuerdas y percusionista (que tiene unas puntuales pero decisivas intervenciones) llenaron la iglesia del Pont d'Inca de un sonido compacto, a veces lírico, otras potente, siempre perfecto. Y al final, el público, menos numeroso del que la convocatoria merecía, aplaudió con fuerza y entusiasmo una gran sesión llena de espiritualidad y fuerza musical.

Redempcions

Església del Pont d'Inca

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Orquestra de Cambra de Mallorca

Patricia Gómez, viola,

Bernat Quetglas, director

Obras de Pärt, Hindemith y Shostakovich

04-05-2019

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