Por Addaya han pasado más de cien artistas y una veintena de comisarios. El centro de Alaró echa el cierre después de 15 años acogiendo a creadores foráneos que buscaban un lugar en el que vivir y trabajar, con el fin de ampliar la experiencia artística y el intercambio creativo. El motivo de este final tiene una explicación: "El propietario de la casa quiere recuperar este espacio y montar otro negocio", relata a DIARIO de el fundador de Addaya Tomeu Simonet.

"Me da mucha pena, ha sido una gran experiencia, pero también necesito reflexionar y estudiar si recupero las residencias en otro lugar. Quizá haré algo más puntual", confiesa el también galerista. De momento, ha recibido dos ofertas -ninguna cerrada o en firme- para que esta actividad se quede en el pueblo.

A día de hoy, Simonet concentrará la actividad galerística en el nuevo espacio que ha alquilado en Palma, en la calle de las Caputxines. "Los hábitos de la gente han cambiado, no voy a abrir todos los días. Levanto la persiana los jueves y otros días con cita previa", explica. Eventos como la Nit de l'Art le empujaron a buscar un espacio en Ciutat donde mostrar proyectos.

Los últimos artistas en residencia en Addaya han sido el barcelonés Marc Vives y la madrileña Sofía Montenegro, "se marcharon el martes". "Este mes han coincidido nuestros 15 años y también el cierre. Con la mudanza y todo no he tenido energía para organizar una fiesta", lamenta. El centro de Alaró arrancó desde los albores con residencias artísticas (también como espacio galerístico), que se intensificaron convirtiéndose en mensuales a partir de 2009. Lo permitieron las características de la casa, de varias plantas y con un pequeño apartamento en la parte superior. "Ahora mismo teníamos una demanda alta. Entre tres o cuatro peticiones como mínimo a la semana provenientes de medio mundo. Y sin hacer ningún tipo de convocatoria", relata.

Addaya había conseguido ser junto al Centre Cultural d'Andratx referencia en residencias artísticas en Mallorca. L21 también está desarrollando esta línea de trabajo. "Creo que estos centros de iniciativa privada no han acabado de ser comprendidos. No reciben la ayuda necesaria. Y tampoco existe en la isla una red de espacios donde pueda verse el fruto de todo este trabajo", considera Simonet.

En estos momentos, el centro alaroner formaba parte del programa de comisarios en residencia del IEB. "También hay una pequeña beca que provenía de este organismo y que ellos me daban a mí para que recayera en los artistas", explica. "Es una línea interesante, pero insuficiente", sentencia.

Según el fundador, "volcado en las necesidades de los artistas y en la función de hacer de guía y mentor cuando aterrizan", gran parte de los proyectos que los creadores han trabajado en su casa versan sobre Mallorca. "Son investigaciones, experimentos e indagaciones sobre la memoria de lugares concretos, la ocupación del territorio, su historia, la arquitectura o el turismo", desgrana. Sobre el motor económico de las islas, enumera la labor de un buen puñado de artistas: Belinchón, Fuembuena, Ugas, Juan Carlos Martínez o Daniel Gasol. Una pieza trabajada in situ de cada uno de los creadores, cedida a cambio de la residencia, conforma la colección actual de Addaya. Unos fondos que contienen diversas miradas sobre Mallorca y sus problemáticas, trabajadas todas ellas desde los lenguajes artísticos más contemporáneos. En el futuro, es posible que se edite un catálogo con todo este material y se haga una gran exposición.

"Lo que hemos hecho no ha interesado a las instituciones o colecciones de aquí y sí a algunas de fuera", concluye Simonet.