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Crítica de Música

Plegaria musical

Gran iniciativa, que hay que aplaudir, aunque la audición se desarrolló sin aplausos por petición de los organizadores, la de proponer para el Viernes Santo la interpretación de esa obra tan espiritual y sublime como es Officium Defunctorum de Tomàs Luís de Victoria en la capilla de la Trinidad de la Catedral. Gracias a los responsables de la Seu y al grupo Poema Harmònic que asumió el reto de interpretarla.

Como bien anunció Teodor Suau antes de la interpretación, no se trataba de un concierto sino de una especie de reflexión con música de fondo. Una oración musical en forma de plegaria.

Escrita para honrar la memoria de María de Austria y Portugal, hermana de Felipe II, de quien el compositor era capellán personal, esta magna obra parece que se estrenó en 1603 en las exequias para honrar la muerte de la emperatriz. No hay constancia histórica de ello, aunque sí referencias que pueden pensar que así fue. Ese Officium Defunctorum es la cumbre del legado musical de Victoria y uno de los pilares de toda la música del renacimiento. Polifonía en estado puro.

Además de las partes propias de la Missa de Requiem, como el Requiem aeternam, el Kyrie, el Sanctus, el Benedictus y el Agnus Dei, el compositor utilizó textos del Libro de Job para una introducción, Taedet animam meam vitae meae y el Libera me Domine para un responsorio, entre otras particularidades.

La versión que pudimos escuchar el pasado viernes fue sobria y espiritual, casi mística. Muy apropiada para el entorno y la ocasión. Joan Company, como director, situó los cantantes (Poema Harmònic) y los dos instrumentistas ( Pere Casellas al fagot y Tomeu Mut al órgano) en lo alto de la Capilla de la Trinidad, consiguiendo un efecto sonoro muy interesante a la vez que un efecto visual nuevo, lo que añadió valor a la propuesta que debería convertirse en un clásico de la Semana Santa.

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