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José Martret: "Intentaré aportar una visión más contemporánea a la ópera, no me gusta hacer museística"

"Existen prejuicios sobre la ópera, yo los tenía, pero hace años que hay directores que innovan en el género"

El director de escena de 'L'Elisir d'amore', José Martret (Palma, 1971), posa en el centro de Palma. Guillem Bosch

P Debuta en el mundo de la lírica como director de escena.

R Carlos Forteza me ofreció dirigir una ópera. En principio tenía que ser una obra de teatro pero un día llegó con la contraoferta de dirigir una ópera. Cuando se me abre una puerta así, tengo que entrar. Me parecía un reto impresionante. Como me avisó con tiempo, he tenido un año y medio para estudiar y prepararme para dirigir ópera.

P ¿Se le había pasado por la cabeza ponerse al frente de una ópera?

R Nunca pero cuando se me ha presentado la oportunidad, la he aprovechado. En cambio, el escenógrafo de L'Elisir d'amore, Alessio Meloni, que forma parte de mi equipo en Madrid, sí soñaba en hacer su primera ópera. Los dos debutamos en el género.

P ¿Qué le sedujo de la ópera?

R Me ha enamorado L'Elisir d'amore porque vengo de dirigir obras muy intensas como Ivanov, Macbeth, El hombre duplicado, Placeres Íntimos o La Malcontenta. De repente se me presenta L'Elisir d'amore que es una comedia romántica con una música maravillosa donde el deseo es el motor de los personajes. Me apetecía mucho pasar a este registro.

P Y aporta una mirada más contemporánea a la ópera de Donizetti.

R Intento aportar esta visión más contemporánea porque no me gusta hacer museística. La ópera está escrita de 1830 y enfocada en la plaza de un pueblo pero este cartón piedra no me llamaba la atención. Necesitaba salir y pensar cómo podíamos acercar esta historia a un tiempo más actual. La he trasladado a los 60, los años dorados del turismo, cuando los especuladores todavía no habían destruido la costa. Nemorino es un pobre desgraciado que se enamora de Adina, la más guapa, culta y rica del pueblo. He trasladado la historia a un gran hotel. Él será el botones y ella, la directora del hotel como si fuera una Paris Hilton mallorquina.

P ¿Por qué ceder protagonismo al trabajador de menor rango?

R Porque me apetece que el invisible tenga el protagonismo. Este Nemorino tiene su historia. Me enamoró porque desprende una ternura increíble. También me cautivó su fuerza, su deseo de no dejar escapar, por muy alejada que esté, a Adina. Es incansable en su lucha.

P ¿Valores como la ternura, la inocencia y la fragilidad hacen falta en la sociedad de hoy?

R ¡Claro! Es algo que no se ve en las redes sociales que solo exhiben el éxito. La ternura y la fragilidad de Nemorino son valores que no están en las redes sociales y son necesarios que se exalten.

P ¿La escenografía de Alessio Meloni es como un cuento?

R Hemos tirado hacia el cuento, hacia algo onírico. Se retrata el hall del hotel y se ha creado todo un mundo muy especial desde las formas y los colores. Entre Meloni, Lorenzo Caprile y yo hemos creado unas gamas cromáticas para el primer acto y otras para el segundo que crearán unas sensaciones muy especiales entre el público.

P ¿Qué imprime Lorenzo Caprile a su L'Elisir d'amore?

R El gusto que tiene por el vestuario. Los trajes que ha creado para Adina son espectaculares y hemos recreado la época de los 60, que tenían su magia.

P ¿Cuál era el reto a la hora de asumir la dirección escénica de esta ópera?

R Tener 75 personas sobre el escenario pero no quería mover al coro o a la figuración como si fuera un bloque. Cada persona del coro tiene un personaje en el hotel. He creado historias, familias... Es un reto enorme que me da vértigo.

P Es su primera ópera. Yi-Chen Lin es la primera vez que dirigie L'Elisir de amore. Xabier Anduaga debuta en el papel de Nemorino y Meloni como escenógrafo... ¿Qué aportan estos debuts?

R Intentaremos aportar mucha frescura al montaje, que sea muy divertido y una experiencia inolvidable para los primeros que asistan a la ópera. Es importante captar nuevos espectadores.

P ¿Existen prejuicios sobre la ópera?

R Sí, yo los tenía. Siempre he visto ópera porque es un gran espectáculo. Uno siempre piensa que es una cosa más clásica, más museística pero hace años que hay directores de escena que arriesgan en la ópera con unas propuestas innovadoras y fascinantes.

P Inmersos en la campaña electroral, ¿qué pide culturalmente hablando?

R Lo más necesario es que hayan políticas que favorezcan la producción de teatro. Parece que se abren pequeñas puertas que hace cuatro años estaban cerradas pero esta rendija pequeña se debe hacer más grande. Debe haber cultura porque es el alimento del pueblo y la gente la necesita.

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