Adelante algo del concierto del próximo viernes en Palma.

Que retomamos la gira de Casa y que estos días tenemos unos ensayos para ponernos al día. Tenemos ganas porque llevamos unos meses sin tocar y deseamos reencontrarnos toda la banda.

Mallorca, ¿tierra amiga?

Mallorca nos encanta y estamos deseando llegar. Tengo ahí grandes amigos, como Toni (Toledo) y Jaime (García) de Sexy Sadie. Mallorca es la otra parte de Galicia, la que está colocada en el lado equivocado. Me da pena no poder quedarme un par de días en la isla.

¿Qué significa Casa para usted?

Dos años y medio después de haber sacado el disco, Casa no solo significa el lugar en el que vivo en Galicia y donde tengo mis cosas (en Gondomar), también es la familia con la que toco, el escenario e incluso el viaje es mi casa. En el fondo el disco habla de todas esas cosas: de dónde uno se encuentra a gusto, se siente bien y quiere quedarse a vivir.

¿La música también es un hogar?

Sin duda, y es lo que lo conforma todo en mi caso. La música también es la que paga mis facturas y sin ella no tendría nada de lo que tengo.

Tiene canciones, casa, familia, amigos, ¿también patria?

Tal y como están las cosas la palabra patria está medio manida. Uno es de donde le quieren. Tampoco creo que la música en sí misma sea una bandera, y tampoco creo que mucho en las banderas. La música es algo humano y si hay una patria, ésta es la humanidad, los seres humanos de todos lados. La música ha definido a los seres humanos desde siempre. Venimos a cantar y hacer música antes que tener un lenguaje hablado.

¿En qué han cambiado las canciones de Casa desde su publicación hace ya unos años?

No lo sé muy bien pero sigo sintiéndome muy bien con ellas, y que han pasado a ser de los demás. Son solo mías mientras las construyo pero ahora ya tienen un recorrido en el oyente, que mantiene una relación íntima y personal con ellas. Ese es el cambio más significativo.

¿Encontró ya su banda perfecta?

La encontré casi sin buscar. Mi banda se ha ido conformando a través del trabajo y la convivencia con los músicos. Tengo una familia de profesionales excelente en la que todos nos cuidamos los unos de los otros.

¿Ha ofrecido muchos conciertos perfectos?

Creo que la perfección no existe pero sí que he dado muchos conciertos emocionantes. Yo no busco precisamente la perfección técnica sino que fluya la emoción y nos atrape, fruto de pequeñas imperfecciones.

A la misma hora que usted actúe en Es Gremi lo harán Vanesa Martín en el Auditòrium y se le rendirá un homenaje a Paco de Lucía en el Trui Teatre. ¿Rivales amigos?

A Vanesa la adoro, es una persona maravillosa, una compositora excepcional y una cantante increíble, alguien a quien querría tener cerca siempre; y de Paco de Lucía qué voy a decir, es uno de los exponentes más grandes de la música que ha dado este país y me parece maravilloso que se le dé un homenaje. Me da pena no poder asistir a los dos conciertos.

Acumula cerca de 30 años de carrera. ¿Todo le ha ido sobre ruedas?

No, pero hasta en los momentos en que las cosas no iban bien lo han sido para que al final todo vaya bien. No creo que la vida tenga que ser un camino de rosas sino un camino de luces y sombras, y creo que hay que abrazar esas sombras, disfrutarlas y vivir. Los momentos difíciles no son necesariamente algo horrible, al contrario, son para que los superemos. También hablo desde la comodidad, al no haber tenido una enfermedad difícil ni graves problemas de salud. Eso son palabras mayores. Me refiero a los pequeños inconvenientes del camino. Realmente la vida que he tenido ha sido fantástica, con algunos baches y momentos duros que he sabido llevar en cada momento.

¿Cuál fue su escuela musical?

Todos los discos que he ido escuchando y Los Piratas, la banda con la que aprendimos juntos. Fue mi instituto, mi primaria e incluso mi universidad. Para mí la escuela nunca termina, porque hoy en día sigo aprendiendo y adquiriendo conocimientos y a veces desaprendiendo, que también es parte del aprendizaje.

¿En sus parvularios estaban sus paisanos Siniestro Total?

Mis parvularios fueron los Beatles, Serrat y Simon & Garfunkel, a quienes escuchaba de muy pequeño. Siniestro fueron mi adolescencia y mi salida al mundo.

¿Qué reivindica de una banda como Golpes Bajos, a la que ha dedicado un disco de versiones?

Su calidad, su forma de ver la música, la rabia de contar las cosas y sobre todo la valentía de Germán Coppini a la hora de expresarse con los textos. Golpes Bajos fue una banda con unas ideas muy avanzadas, en mi opinión, un grupo imprescindible.

¿Qué estaría haciendo hoy Coppini?

Supongo que cosas maravillosas porque tenía una genialidad muy propia, y aunque creo que no tuvo demasiada suerte en un montón de aspectos sí hacía cosas interesantes todo el rato.

¿Abundan los genios hoy en día en la escena musical?

La genialidad no tiene que estar ligada a la música pero defiendo que hay un montón de bandas haciendo música de calidad. Creo más en el trabajo que en la genialidad. Los que no somos genios trabajamos muchos y tratamos de aprender, y eso también tiene algo de genialidad.

¿Por qué escribe canciones Iván Ferreiro?

Escribo canciones porque me gusta grabar, tocar y cantar. Por eso empecé, ahora es una necesidad que tengo, no relacionada con los demás, o de que vaya a arreglar algo del mundo, sino entendida en que me siento mejor cuando escribo canciones.

¿Animal de estudio, más que de escenario?

A mí grabar me gusta mucho, pero tocar en directo también. La grabación es una parte de mi trabajo pero también es un hobby. Me encantan las máquinas, las grabadoras, los micrófonos, las líneas, los enchufes y los botones. Y cuando grabo siento la necesidad de llevar eso al directo, al público. La guinda la pone el concierto.

Le gusta grabar y cantar, ¿también escribir en redes sociales?

Cada vez me gustan menos. Eran más divertidas hace unos años, cuando existía la ironía y eran un poco más humanas. Ahora me da la sensación de que las redes han sido tomadas por una gente enfadada. Hay poca introspección, aunque hay excepciones lógicamente, porque hay un montón de gente inteligente en las redes, pero hay una serie de elementos que están distorsionando continuamente todo lo que pasa en ellas, y estamos viendo una especie de libertinaje de la opinión.

Sin dejar las redes: vaya una que se ha montado con su colega Santiago Auserón. ¿Dolido por el revuelo?

A mí realmente me da igual, es la única posición posible que encuentro. Algunos medios han sacado ahora algo que pasó hace siete u ocho meses, y no han hecho ningún artículo sobre la solución que hubo en su momento [en un vídeo, Ferreiro aclaró recientemente que cuando en una entrevista de hace unos meses declaró que, pese a la virtud de contar con el "cerebro maravilloso" de Auserón, Radio Futura habían sido "una puta mierda" en directo, "estaba hablando sobre la tecnología y sobre cómo ahora los directos son más sencillos y la gente puede tocar de otra manera y es más fácil sonar bien. Radio Futura es un grupo imprescindible y Santiago es un talento imprescindible al que admiro muchísimo]. Me da igual porque mi vida es insignificante. Me preocupa más lo que pasa a nivel político, y cómo las mentiras, los bulos y las noticias falsas vuelan durante todo el día. Lo que más me molesta es que se ha perdido la frontera entre la opinión y la verdad, hasta el punto de que hoy en día uno puede opinar lo que sea, hasta que la Tierra es plana, algo que no es opinable porque existe la ley de la gravedad. Otra cosa distinta es la calidad de un grupo o si el directo de un grupo es mejor o peor, eso es cuestión de opiniones.

¿Deseoso de votar en las elecciones?

La verdad es que no. Estoy bastante decepcionado con todo lo que está pasando. Parte de mi decepción tiene que ver con que la gente no tiene ahora mismo un nivel alto de crítica, tanto hacia los suyos como a la oposición. Ahora mismo se habla mucho de la opinión pero ha desaparecido el debate, ahora simplemente son gente gritándose cosas opuestas,hemos perdido mucha empatía. Puedo entender que haya dos posturas, dos formas de pensar enfrentadas, pero echo de menos el debate, que el de enfrente pueda aprender algo de lo que le dice el otro. Cuando yo hablo con alguien, y aunque esté muy seguro de mis posiciones, a veces cuando esa persona me dice algo que puede ser razonable trato de pensar sobre ello, si tiene razón. Yo no soy una persona a la que le cueste mucho cambiar de opinión porque trato de aprender. Los políticos se han empeñado en que todo esto pase y de crear un conflicto, cuando realmente tendríamos que estar tratándonos de entender los unos a los otros, y eso está desapareciendo. Pediría más cordura y más ganas de comunicarse, en lugar de escupirle al otro lo que uno piensa.