Joan Yago (Barcelona, 1987) firma la dramaturgia del Fairfly, una crítica a la burbuja del emprendimiento que ha conquistado dos Premios MaxFairfly. En este montaje, el mallorquín transporta a los personajes y al espectador a través de los 5 años del desarrollo de una idea. Cuatro amigos se encuentran que su empresa les comunica la apertura de un ERE. Primero luchan por defender sus puestos de trabajo pero después se plantean convertir en realidad aquella brillante idea que tuvieron. Yago fusiona drama y comedia en esta propuesta que es resultado de un proceso colectivo de la compañía La Calòrica que este jueves y este viernes a las 20 horas llega a la Sala Petita del Teatre Principal.

Fairfly es una crítica a la burbuja de los emprendedores...Fairfly

Fairfly es la historia de cuatro trabajadores de una empresa que de golpe anuncia un ERE y se van a la calle. Los cuatro amigos se plantean qué hacer y deciden crear su propia empresa, una empresa de alimentación infantil a base de un ingrediente muy especial que es el misterio de la obra. Aprovechamos este pretexto para hablar de la tendencia emprendedora que sucede en España desde la crisis. No es que critiquemos la idea de emprender. Nuestra crítica se centra en que muchas veces se utiliza este discurso como si fuera una receta mágica para arreglar los problemas. En el fondo, al poder y a las grandes empresas les interesa que todo el mundo se haga emprendedor porque es una manera de privatizar. Les interesa que todos sean autónomos y que la clase trabajadora esté totalmente atomizada.

¿Hasta qué punto esta crítica tiene que ver con el sector cultural?

Tiene que ver indirectamente porque Fairfly habla de cuatro trabajadores que montan una empresa de papillas pero al final va de cualquier grupo que se organiza para hacer una cosa conjuntamente. Hay mucho de nosotros como compañía de teatro, pero si alguien tiene un grupo de música se verá reflejado. Cualquier grupo de gente que desde la precariedad haya intentado sacar adelante un proyecto, se verá muy reflejado en la obra.

¿Para qué sirve esta burbuja del emprendimiento?

Cuantos más autónomos haya, la cifra de parados bajará y esto gusta mucho a los políticos. Mientras se vayan creando emprendedores, el gobierno, la banca y el mercado tienen una excusa para decir que las cosas van mejorando. Hay más actividad económica pero ¿a qué precio?. Te lo dice un autónomo porque nos dejamos la piel para no conseguir nada. Es un nuevo lenguaje para acabar hablando de lo que es la precarización y la privatización.

¿Nos han vendido que perder un trabajo se debe ver cómo una oportunidad?

Es lo que criticamos. En el momento en que te están echando de tu trabajo de una forma improcedente, te salen con el discurso de que es una oportunidad, que puedes aprovechar la ocasión para cumplir tus sueños o si eres creativo, saldrás adelante. No es que sea un discurso falso, es un discurso instrumentalizado para afectar negativamente a los trabajadores. Es lo que critica la obra. Los emprendedores son gente que muchas veces han sido engañados porque nos han vendido la idea de que todo el mundo que tenga una idea, puede ser su propio jefe y puede cumplir sus sueños. Luego uno se encuentra con otra realidad.

¿Con qué mentalidad debe asistir el espectador a la obra?

Con muchas ganas de reír porque es una obra que tiene un contenido político, económico, social pero sobre todo es una gran comedia que habla de un grupo que quiere crear una empresa con amigos. El espectador debe venir con muchas ganas de reír y un poco dispuesto a verse reflejado porque la obra no solo trata de gente que abre una empresa, si no sobre cualquier grupo que en un momento de su vida ha intentado hacer algo en conjunto.

¿Qué han supuesto los dos Premios Max?

Desde que estrenamos Fairfly en 2017, la obra no ha dejado de darnos buenas noticias. Es un espectáculo que tuvo muy buena acogida y muy buenas críticas, empezó a ganar premios y terminamos la temporada de premios con los dos Max. Es un reconocimiento a nivel estatal que nos hace muy felices pero no nos ha cambiado la vida. Fairfly continua su viaje. La semana pasada celebramos las cien funciones. Lo que queremos es que el máximo número de gente vea esta historia.

El dos de mayo estrenan Els ocells

Estrenamos en la Sala Beckett de Barcelona y esperamos poderlo presentar en la isla en unos meses. Es una obra que habla del auge del populismo en Europa. Habla en clave de comedia de cuestiones del neoliberalismo, de la extrema derecha, del racismo... Es una adaptación muy libre de un texto clásico de comedia griega de Las aves de Aristófanes. Es libre porque hemos cogido su estructura y la hemos cambiado absolutamente. Hicimos un primer estreno en el Festival Temporada Alta en diciembre en Girona y funcionó muy bien.

¿Con qué ojos ve La Calòrica la irrupción de Vox?

Es triste y desastroso. Lo que más nos preocupa es que una parte muy importante de las personas que votaron a Vox en Andalucía y una parte muy importante de las que probablemente los votarán en España no son nostálgicos del Franquismo de 70 años, son jóvenes de 30 años. Es lo que nos da miedo y nos hace plantearnos qué hemos hecho mal desde la izquierda. Nos da grima que el auge de la extrema derecha vaya relacionada con una cuestión joven.