Tras el fenónemo de Queridos mallorquines, Guy de Forestier (pseudónimo de Carlos García Delgado) regresa con Queridos catalanes, la frontera de tiza. Un elogio de las virtudes ajenas, un libro que a partir de una serie de anécdotas determina la manera de ser catalana, que se entiende como una combinación dosificada de tres ejes bipolares: el sentido de la medida ante un exceso incontrolado, una tendencia a asociarse ante un marcado individualismo y la seriedad ante el sentido del humor. Esta tarde a las 19.30 horas, el autor presenta el libro en Pelaires de la mano de Embat junto a Basilio Baltasar y Pere Joan, que firma las ilustraciones, unos dibujos que "transmiten oxígeno e invitan a alejarse de la trifulca" del Procés.

¿Qué motivó su Queridos catalanes

Evidentemente surgió porque me considero catalán aunque tengo tres mitades: una catalana, una mallorquina y otra andaluza. Todo lo que ha pasado en los últimos años me ha afectado y creo que se está emprendiendo un camino un poco equivocado en todo el planteamiento de este asunto pero puede que el equivocado sea yo. Vivimos en un mundo globalizado, hay una uniformización en el aspecto externo pero la mentalidad de la gente, de las distintas regiones, sigue siendo diferente. La gente sigue pensando diferente en un mundo que es igual. Hay una gran diversidad de mentalidades sobre todo en sitios como Europa y España no se escapa.

¿Cuál es el objetivo del libro?

Darme cuenta de que lo que ocurre con Cataluña es un encuentro de mentalidades diferentes. Cuando uno se encuentra con esta diversidad, que es una riqueza potencial, puede tomar dos caminos: derivar en un conflicto o tomar un camino más interesante que es sacar partido a esta diversidad. Si uno aprende de las virtudes ajenas, se enriquece. En vez de enfrentarse, aprende. La segunda ventaja es que uno puede llegar a entenderse.

¿Conocer el código del otro sería el inicio para desbloquear el Procés

Ante una diversidad de mentalidades, se pueden tomar dos caminos: el del enfrentamiento o el de conocerse. El primer levanta barreras, el segundo camino tiende puentes. Uno conoce el código del otro, aprende y pueden entender.

¿Qué virtudes destaca de los catalanes?

Muchas pero hay dos básicas: el seny y el nada en exceso, es decir, el sentido de la medida, que es un pilar absoluto en la cultura mediterránea.

El libro arranca con una descripción de las características de los catalanes para luego derivar en una parte más reflexiva.

La primera parte es más descriptiva. Se hace una relación de las virtudes de los catalanes porque en el resto de España no se conocen. El problema básico de Madrid es que no conoce los códigos catalanes, la mentalidad catalana. Los catalanes tampoco conocen los códigos de los otros. El desconocimiento es espeluznante. Estamos en el siglo XXI y hay un desconocimiento mútuo total. Así, no hay vía de entendimiento posible. La segunda parte es más reflexiva, se explica de dónde vienen las diferencias. Ha sido un descubrimiento y creo que lo será para todo el mundo. Desde los romanos hemos tenido cinco o seis globalizaciones pero resulta que somos absolutamente diferentes.

¿Y de dónde vienen estas diferencias?

Las encontré en la geografía de Estrabón, que te explica cómo eran unos y cómo eran otros. Hay unas raíces culturales en cada región que por mucha globalización, la gente sigue haciendo las mismas cosas y pensando de la misma manera. Todo esto viene de muy antiguo.

¿Y qué salida propone?

Para empezar que en los colegios se enseñara y se estudiara la mentalidad andaluza, catalana, gallega, mallorquina... e incluso se aprendiera la lengua.

Algo impensable si llega la extrema derecha...

Sí, sí, sí. La extrema derecha va con unos esquemas de ordeno y mando, algo ridículo en el siglo XXI.

¿Siente presión por si se espera que Queridos catalanes tenga el mismo éxito de Queridos catalanesQueridos mallorquines

Es una incógnita absoluta. Este libro dónde tiene que tener éxito es en Cataluña, no aquí. Como venimos de Queridos mallorquines hay expectación porque fue un fenómeno curioso.

¿Qué aportan al libro los dibujos de Pere Joan?

¡Mucho! Le dan un tono distendido. En este momento que hay este ambiente de tensión, de pronto, una portada como la de Queridos catalanes transmite oxígeno e invita a alejarse de la trifulca.

¿Aconseja leerlo en Madrid?

Además de en Barcelona, lo presentaremos en Madrid y espero que lo compren. Mi esperanza es que sirva.