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Entrevista con el escritor

Luis Landero: "Tenemos que aprender a convivir"

El premiado novelista habla de su último tomo 'Lluvia fina', que encierra un conflicto familiar en el que el olvido es el principal enemigo

El escritor Luis Landero. Miriam Cos

Su trayectoria en el mundo de la literatura es más que extensa, y los laureles recibidos por la misma también. Luis Landero (Badajoz, 1948) ha sabido conformarse como un novelista y ensayista esencial en la narrativa española. Su primer tomo, 'Juegos de la edad tardía' (1989) le llevó directo y sin parada al Premio de la Crítica y el Nacional de Narrativa y desde entonces no ha parado. Aunque ha sido este año cuando menos tiempo ha necesitado para escribir una historia en la que se habla de los conflictos familiares, 'Lluvia fina'.

EL DATO

  • Landero proviene de una familia campesina de Alburquerque. Junto a su primo fue guitarrista durante los años 60. Estudió Filología Hispánica en la Universidad Complutense de Madrid y ejerció en la misma como profesor ayudante de Filología Francesa. Fue profesor de Lengua y Literatura españolas en el instituto Calderón de la Barca de Madrid, en la Escuela de Arte Dramático de la misma ciudad y en la Universidad de Yale. El éxito de su primera novela, 'Juegos de la edad tardía' le sirvió para poder dedicarse a la escritura. En su honor se dio nombre al Certamen Literario de Narraciones Cortas Luis Landero, que se convoca a nivel internacional para todos los alumnos de secundaria de los países hispanoparlantes.

Sin considerarse un experto de la familia, lo cierto es que el extremeño ha sabido meterse en el bolsillo del lector con una historia cercana nacida de un breve noticioso de un periódico y en la que se cuenta un reencuentro familiar en el que "las antiguas querellas van reapareciendo como una lluvia fina que amenaza con formar un poderoso cauce al límite del desbordamiento".

Toda una metáfora en la que Landero simplemente hace hincapié en la incapacidad del ser humano de olvidar. "Hay que perdonar. O se olvida o se perdona. Olvidar es muy difícil, eso no depende de uno. ¿Hay alguna medicina para olvidar? No. Uno recuerda, pero a la vez tiene que perdonar. Es difícil porque son pequeñas heridas que siguen ahí, abiertas, que están al acecho, como demonios que continuamente pueden surgir y hacer un gran destrozo. Esas cosas ocurren en las familias, en las parejas, amigos... tenemos que aprender a convivir y para ello hay que moderarse y mantener reprimidos esos demonios", sentencia.

- Esta novela nace a raíz de un suceso familiar... ¿en una disputa familiar cuál es el peor final que puede haber?

Este suceso tuvo muertos o heridos. Pero era una noticia de muy pocas líneas, fue el fenómeno general lo que me inspiró. Una reunión familiar, viejas rencillas y acaba en tragedia, es una historia estupenda y además la pude escribir yo (risas). Conectó con algo muy íntimo mío, más que había vivido que había visto vivir.

-A la familia no se la escoge, pero, ¿es lícito cortar lazos con la familia?

Si es necesario por qué no. Uno aprende a convivir con la familia, no hay otra opción, y todo el repertorio de sentimientos también se aprende con ella. A amar, a odiar, la gratitud, el enojo... la familia es todo un laboratorio. Si llega un momento que la convivencia es difícil con la familia, como con la pareja o los amigos, distanciarse a menudo ocurre. Puede ser sano siempre que se mantenga algún hilo sentimental...

Landero se enfrenta a la 'Lluvia de tags'./ Vídeo: Miriam Cos

-¿Puede ser que la familia peque de demasiada sinceridad?

Esta se tiene que filtrar siempre. Uno no puede ir por el mundo diciendo todo lo que piensa de los demás porque eso sería una barbaridad. La sinceridad es buena siempre que no hiera a los demás, que no cree conflictos. Cuando alguien dice que es muy sincero es que es un impostor. Presumir de sinceridad... es bueno ser sinceros, pero también prudentes.

-En tu vida personal, ¿qué suponen para ti los lazos familiares?

Han supuesto mucho cariño, mucha unión y también conflictos. Pero no graves ni violentos, sino conflictos del pasado, pequeños reproches que no tienen la menor importancia. Pero están ahí, son un poco la chispa que puede prender y crear una hoguera. Aunque esto no es autobiográfico.

-Aunque la experiencia personal sirve.

Siempre sirve porque sin memoria no habría arte. La materia prima de todo arte parte de la memoria y todo se hace con esto. Uno vive con lo que uno lee, con las películas que ve, con lo que ve vivir alrededor, con todo... todo eso le sirve al escritor y todo eso lo hace suyo, forma parte de su biografía y de su conocimiento del mundo.

"Soy muy inseguro"

-Has tardado cuatro o cinco meses en escribir esta novela... ¿eso es mucho o es poco?

Es muy poco para mi que a veces tardo cinco años. La novela tiró mucho de mí, algo ocurrió que me llevó en volandas a esta historia. Escribía casi como si me dictaran, me salía solo.

-Fue una escritura impulsiva...

Sí, fue impulsivo. Siempre soy feliz y desgraciado al escribir, hay días buenos y malos, escribir es como la propia vida, pero con esta novela me lo he pasado muy bien, he sido muy feliz escribiéndola. Me he sentido a gusto y la he escrito sin aparente esfuerzo.

"Cuando termino un libro soy feliz, es el momento del idilio, estáis la novela y tú solos, no hay terceros. Yo le gusto mucho a ella y ella mucho a mí"

Luis Landero - Escritor

-Después de tantos años de escribir, cuando te lanzas a un nuevo libro, ¿siempre hay duda?

Siempre, pero no sobre si va a gustar, sino sobre si sabré o no hacer yo una novela. En esto no vale aquello de quien hace un cesto hace ciento aquí no vale. En esto hay que renovar las destrezas en cada nuevo intento que uno hace. En cada novela uno tiene que aprender a novelar. Cuando me pongo me pregunto cómo se hace, cómo he hecho las otras y no me acuerdo. Tengo que reinventarme un poco, sobre todo porque soy muy inseguro. No creo demasiado en mi mismo, pero cuando creo, ¡cuidado! (risas). Pero siempre tengo dudas, pero no tiene importancia.

-Y, ¿cuándo terminas?

Soy feliz, es el momento del idilio, estáis la novela y tú solos, no hay terceros ni nada. Yo le gusto mucho a ella y ella mucho a mí, vivimos muy felices y muy bien. Luego pasa el tiempo, se empieza a leer, y se va alejando y podemos terminar odiándonos.

-¿Odias alguna de tus novelas?

Sí, aunque no tanto odiar, es una palabra excesiva, pero sí aborreciéndola, sin querer saber nada de ella, cansado. Y no vuelvo a leerla nunca. Pero hay un momento magnífico hasta que sale de la imprenta y el público lee.

-En 'Lluvia Fina', ¿la clave está en la cercanía de la historia?

No, cualquier historia puede ser interesante, cercana o no. En esta novela quizás sí, son asuntos de familia que no nos es ajeno. Es algo cercano y confundido con la monotonía de la vida. Parece que no hay nada que contar, pero sí. Cuando se mira con intensidad lo que hay alrededor todo es interesante.

-Después de tu larga trayectoria, ¿qué es lo que te da a ti la literatura?

Un sentido a la vida, sin la literatura mi vida no tendría mucho sentido, le da un porqué a mi vida y me anima a levantarme todas las mañanas.

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