No de los eternos debates, dilemas, del arte, especialmente el narrativo. El pasado, las experiencias de un creador ¿son la despensa o solo un estante de aderezos y condimentos? ¿Punto de partida o llegada? ¿Trama secundaria, principal o entrelineados? Las autobiografías ¿son operaciones a corazón abierto o chutes de ego? En formato de ensayo reciben no pocos palos por sus omisiones. En clave de ficción tienen la alegal ventaja de esconder algunas cartas e inventarse otras. No hay cátedra sobre esto porque cada artista, y cada obra, es un mundo.
Pedro Almodóvar ha querido tener su 8 1/2. ¿Acertado, meritorio? Según para quien. O cómo se mire. Examinemos Dolor y gloria como ficción pura. El guion tiene estructura multicapa, con juego de espejos y flashbacks proustianos. Argumento sencillo, muy similar al referente de Fellini, marinado con Fresas salvajes de Bergman. Un consolidado director de cine ( Banderas) intenta superar su bloqueo creativo enfrentándose, intentando reconciliarse, con su pasado. Lo logra al precio de engancharse a opiáceos legales e ilegales, remiendos para variadas dolencias crónicas físicas y remordimientos morales. Un obstáculo, los personajes deprimidos tienden a deprimir a las audiencias, se supera por los pelos. ¿Sus cuitas son universales, empáticas? Más, intuyo, para los incondicionales de Almodóvar. Los diálogos, la puesta en escena, la música, las actuaciones, son muy sobrias, muy comedidas. Síntoma de madurez absoluta, como el Bergman más introspectivo. ¿Se equipara, o se acerca el manchego al sueco en talla artística al sueco o al italiano? Me cuesta creerlo, pero esperemos un par de décadas más. Mientras tanto, esta película es un noble, interesante, ¿sincero?, simulacro de autobiografía.
Dolor y gloria
***½
Nacionalidad: España, 113 min.
Director: Pedro Almodóvar
Actores: Antonio Banderas, Penélope Cruz, Asier Etxeandía, Nora Navas
Cines: Augusta, Ocimax, Artesiete Fan, Cinesa Festival Park, Multicines Manacor, CineCiutat
