Crítica de música

Impresiones españolas

Pere Estelrich i Massutí

No convenció el concierto con solista del pasado jueves. No digo que el guitarrista invitado no fuera interesante ni que la orquesta no estuviera bien. Lo que quiero decir es el poco interés de la partitura que interpretaron conjuntamente nuestra Simfònica y Rafael Aguirre, Nocturnos de Andalucía de Lorenzo Palomo. Una partitura en la que hay muy pocos momentos en los que solista y formación interactúen, parece como si cada uno tuviera su obra por separado. Cuando toca la guitarra la orquesta calla y al revés. No siempre, pero mayoritariamente. Así que la obra pecó de aburrida. Y ese era el sentir de muchos espectadores durante el intermedio. Lo mejor, el bis del guitarrista, que dio una lección de buen decir con esos tres minutos deliciosos, los que dura Recuerdos de la Alhambra de Francesc Tárrega.

El resto del programa, un demasiado largo monográfico de temas relacionados con España, no estuvo mal, demasiado monótono, quizás.

Ravel abrió la sesión con su Rapsodia española, que maestro, Sergio Alapont, y músicos ofrecieron con convicción. Mejor todavía el inicio de la segunda parte con ese monumento impresionista que es Iberia de Debussy. Aquí todos a una, con un sonido muy ajustado, etéreo, lleno de impresiones sin definir. Como debe ser. Y para terminar el famoso Capricho español de Rimsky-Korsakov, una explosión de ritmos y variaciones en los que destacó el buen hacer del concertino Smerald Spahiu.

Con una vorágine de sonido a modo de Fandango terminó una cita que no destacará en los anales de nuestra formación.

Orquestra Simfònica de Balears

auditòrium (palma)

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Rafael Aguirre, guitarra. Sergio Alapont, director. Obras de Debussy, Ravel, Rimsky-Kórsakov y Palomo.

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