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Con ciencia

Estrategia paterna

Estrategia paterna

Cualquiera que piense que esta cuartilla puede darle alguna pista acerca de cómo mejorar su condición paterna puede dejar de leer en este mismo momento. De lo que vamos a hablar es de los padres, sí, pero de las abejas.

Las abejas, como los demás insectos del orden Hymenoptera, cuentan con un sistema de reproducción en verdad peculiar. Las hembras son diploides (tienen dos conjuntos de cromosomas, uno procedente de la madre y otro del padre), mientras que los machos son haploides y su único grupo de cromosomas procede sólo de la madre. Por lo común es la reina, la hembra reproductora, la que, almacenando semen de algunos machos, elige qué huevos se fecundan para dar lugar a nuevas obreras y reinas y cuáles no, produciendo los machos de la siguiente generación. El papel del macho es del todo pasivo, sin intervención alguna en las tareas de mantenimiento de la colmena, cosa que ha llevado hasta el lenguaje común la palabra "zángano", de significado de sobras conocido, que alude a esa inactividad. La extraña forma de reproducción de los himenópteros (abejas, hormigas, termitas, avispas) fue utilizada por la sociobiología para poder explicar su comportamiento altruista extremo, el de unos cuidados proporcionados a la progenie que llamaron la atención de Darwin, quien confesó no entender por qué las obreras aportan la inmensa mayoría del trabajo necesario para que la colmena se mantenga si son estériles. ¿Cómo podría hacer fijado la selección natural algo así?

Fue William Hamilton quien, en un artículo aparecido en 1963, sentó las bases de lo que se conoce como "selección de parentesco" (kin selection) considerando que las ventajas de una determinada conducta, lo que se denomina la aptitud biológica, hay que calcularlas tomando en cuenta las ventajas que recibe no sólo el individuo que actúa sino todos los que comparten genes con él. Nacía así el concepto de "aptitud inclusiva" que revolucionó la biología evolutiva y, de paso, la teoría de juegos.

El papel pasivo de los machos se explica porque es la reina la que determina cuáles de sus genes pasarán a las nuevas hembras. Sin embargo, un artículo de Michael Mikát, entomólogo del departamento de Zoología en la Charles University de Praga (República Checa), y colaboradores publicado en los Proceedings of the National Academy of Sciences (USA) ha indicado un caso anómalo entre las abejas macho. En la especie Ceratina nigrolabiata los supuestos zánganos colaboran de forma activa en los cuidados que necesita la prole. Pero con la sorpresa de que muy pocas de las crías a las que un determinado macho ayuda comparten genes con él. Mikát y colaboradores lo explican porque las hembras de C. nigrolabiata guardan el esperma de numerosos machos. Que éstos colaboren en el cuidado de las larvas aumenta la probabilidad para cada uno de ellos de que sus genes pasen, aunque sea en proporciones modestas, a la siguiente generación.

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