El Parlament presentó ayer la restauración de uno de los fragmentos de los murales del pintor mexicano Roberto Montenegro. En concreto, se trata del que representa una escena de pesca. El trabajo ha sido realizado por los restauradores José María Pardo y Maria del Mar Moranta.

"Esta parte de la pintura de la sala Montenegro, que está en la parte del Parlament que da a la calle Conquistador, se dañó en el año 91, cuando se limpió la fachada. Se restauró y se puso sobre un soporte", relata Pardo, quien comenta que uno de los problemas de este salón "son los microclimas que se originan". La subida y bajada de la calefacción en el edificio y el hecho de que las diferencias en la humedad relativa puedan ser muy acusadas en poco tiempo son factores que deterioran los murales.

"La restauración es muy importante pero es necesario solucionar este problema", apunta Pardo, especialista en conservación ambiental. "Se han de hacer modificaciones en el acondicionamiento de aire para cambiar ese microclima", continúa. "Por ejemplo, analizar hacia dónde se dirige el aire", añade.

En este sentido, trabaja un equipo multidisciplinar en el proyecto de la sala Montenegro. "Han venido hoy [ayer] técnicos del Instituto del Patrimonio Cultural de España y del Instituto Central de Conservación y Restauración de Obras de Arte", informa el restaurador. En la reunión se han puesto encima de la mesa informes sobre el estado del espacio con el fin de marcar una hoja de ruta.

"Hoy hemos mostrado el panel restaurado, que está guardado en el Parlament, pero que todavía no está colocado en la sala Montenegro. El muro en el que estaba debe transpirar", explica.

En el salón deberán llevarse a cabo otras intervenciones menores, "otras partes de las pinturas están algo cuarteadas", indicó.

La restauración del panel presentado ayer ha ascendido a unos 13.600 euros.

Roberto Montenegro decoró hace un siglo esta sala del Parlament. El pintor mexicano se movió en los círculos artísticos de Mallorca del momento junto a otros nombres importantes como el de Anglada Camarasa.