En realidad se llama Proyecto Arkano, pero Arkano es sólo un rapero que tiene cerca de 200.000 seguidores en Twitter y seguro que otras cifras mareantes en otras redes a las que ni siquiera me voy a asomar. Es más, Arkano es en realidad Guillermo Rodríguez, pero seré serio, ¿qué rapero de los mejores en la categoría de "freestyle", ganador con 15 años de la batalla de gallos en 2009, y ahora presentador de Ritmos urbanos en La 2 se llama Guillermo Rodríguez? Sin embargo, si soy tramposillo sin llegar a la mentira como el maestro de fulleros Pablo Casado, si pongo el cebo en el titular como hacen los de Sálvame para que las moscas revoloteen sobre el pastel, y en vez de Proyecto Arkano digo que el proyecto es de Évole, la cosa cambia. No es mentira, pero tampoco verdad. Proyecto Arkano es el nombre del programa que estrenó La 1, después de la emisión de Hospital Valle Norte, ese fracaso -poco más de un millón de espectadores y un 7% de audiencia-, hace dos lunes. Y Producciones del Barrio es la productora de Jordi Évole que firma el programa. Todo encaja. Coincidiendo con el encendido debate en torno al feminismo -que si soy femenina pero no feminista, según las damas Tita Cervera, en plan baronesa que lo vende todo como una "delicathyssen" cultural con cara de muñeca lustrada de caros potingues para atirantar los años, o Isabel Rábago, la pizpireta señora del PP experta en crónica rosa, o el feminismo equidistante de doña Inés Arrimadas, líder ciudadana que parece tener sangre de horchata cínica que sólo se puede combatir con extractos de pastillas para la tos, por ejemplo-, se estrenó Proyecto Arkano, formato que aborda diferentes asuntos sociales tratados desde el punto de vista de seis jóvenes que cuentan sus experiencias, opinan sobre lo que les rodea y miran las actitudes de la sociedad sobre esos asuntos. Machismo y feminismo fue el tema elegido en el estreno, y no, no echaron mano de la ortopédica momia Carmen Lomana para ver qué pensaba sobre esto ya que hay un dios gamberro que dirige la mente de la tele que hace que la saquen para que opine sobre el yugo, la flecha, sí o no al chocolate blanco, las mordeduras de la serpiente viuda y sus efectos sobre las cabezas de quienes ya llevan entre sus dientes la papeleta que echarán en la urna para el señor del caballo o, por favor, que alguien me dé el antídoto y conocer la puerta de salida antes de que me pillen sus labios adormilados por la triquinosis del botox, que ella irá a las manis del Día de la Mujer cuando haya un Día del Hombre. Por favor, la pastilla, ya, urgente.

Antifeminista repipi

A lo que vamos. Los chicos y chicas de Proyecto Arkano alertaron del descarado, soez y pachanguero machismo que se cuela en la pantalla de la tele o del móvil cada vez que un capullo con gorrita ladeada, tocándose el paquete y poniendo los dedos así, como con artritis, da rienda suelta a una música -perdonen el atrevimiento, ¿música?- llamada regaeeton-. Estos jóvenes defienden que la clave para salir del lodo machista es obvia, la educación, y que los juguetes infantiles no son tan ingenuos e inocentes como parecen a primera vista. Tonterías, dice una "youtuber", bloguera y artista conocida en el mundo caballar y del saltamontes úrico llamada Sofía Rincón, señorita que se considera a sí misma -dígase como lo dirían Martes y Trece, "asíbisba"- provocadora, malota, lo que viene siendo una "enfant terrible", una especie de Salvador Sostres sin tanta papada y con los labios de riguroso carmín. A la joven la he visto esta semana en varias teles, y sofoca, la verdad es que sofoca y repele por su afán redicho, cursi, pedante y muy, muy repipi. La he visto en La Sexta noche, donde con cara tiesa de palo quemado, altiva y encantada de ser la mala de la clase, decía que "desde Franco las mujeres no recibían tantas órdenes. Sois unas dictadoras", espetaba a una asombrada Angélica Rubio. Y la he visto en Todo es mentira, donde no dijo ninguna barrabasada porque Risto Mejide, hasta el huevo de la derecha de tanta gilipollez, la mandó a casa, a ella y a su personaje, el de antifeminista que lo pasea por las cadenas que le dan cancha. Es agotadora.

¿Conejos, del Opus?

Tampoco estaría mal tener en cuenta a Eva González, que le dijo a Cristina Pardo en Liarla Pardo que a ella no le tose nadie porque, como Aznar con el vino, puede decidir si es modelo, azafata de Fórmula 1, prostituta, cantaora de bingo, o echadora de cartas a tiempo completo. Y como me he comprado un jarrón en el chino para escupir en él las regurgitaciones, repentes, disquisiciones y bilis varias, además de los chistes de la presentadora de La voz, he reservado un hueco para echar domo merece las vomitonas que me causa Benjamin Netanhayu cada vez que excreta su boca, siendo la penúltima una diarrea cargada con artillería de odio y gasolina racista, un hooligan peligroso que dice, ante las próximas elecciones, que "Israel sólo pertenece a los judíos, no a todos sus ciudadanos", el muy canalla. Los seis jóvenes de Proyecto Arkano, Rakso, Laia, Judit, Bruno, Cristina y Óscar, excelente televisión pública a una hora disparatada que mete la zanca pasadas las doce de la noche, y que en su segunda entrega esta semana han tratado el sexo -¿podrían averiguar si Pablo Iglesias e Irene Montero son conejos o del Opus?-, el amor múltiple, la fidelidad, deberían de ponerse intensos y dilucidar cuánto puede flexionarse, inclinarse, humillar la testuz, y reivindicar el papel de súbdito -como la otra ser puta- de un presidente andaluz, Bonilla, para demostrar ante Felipe VI que es más monárquico que Pérez Reverte, que es "republicano de corazón y monárquico de razón", a ver quién supera esto. ¿Han visto la foto de Juanma con el flequillo limpiando las alfombras de palacio en su recepción real? Joaquín Reyes retrató al personaje en El intermedio el miércoles. Qué lejos quedan los palacios y su significado si uno escucha a los chicos y chicas de Proyecto Arkano, que por cierto, es de una belleza formal tan potente como el mejor Salvados, lo que de nuevo remite a Évole.