Cuba le sigue brindando "regalos" a Maria del Mar Bonet (Palma, 1947), el último, derivado de su último disco, Ultramar, es una gira de siete conciertos con el pianista y compositor José María Vitier (La Habana, 1954). Un viaje sonoro, cruce entre canciones de Cuba y Mallorca, que arrancó el pasado viernes en L'Hospitalet del Llobregat y que concluirá el día 31 en Nules (Castellón) tras su paso por Cala Millor, donde ambos actúan este viernes (en sa Màniga) acompañados por el percusionista y contrabajista Abel Acosta.

"Los encuentros, en mi caso, siempre han sido sorpresas inesperadas", confiesa Bonet. Le sucedió con Nacho Duato, Milton Nascimento y tantos otros, y le ha vuelto a ocurrir con Vitier, uno de los más grandes compositores de la historia reciente de Latinoamérica. La cantante siempre sintió admiración por su obra e "incluso tejía posibilidades remotas de poder conocerle", reconoce la mallorquina. Pues el sueño se hizo realidad. "Un día vino a Mallorca, al Auditorium, y a través de Miquel À. Sancho (Blau), me metí en su ensayo. Ahí empezó este idilio", recuerda.

Con el tiempo, el responsable de la banda sonora de Fresa y Chocolate -la primera película que obtuvo una nominación para Cuba en los Oscar, y que se alzó con un Goya en 1995- se convirtió en uno de los invitados a la grabación en Cuba del disco Ultramar (Picap, 2017) y en la gira de presentación del mismo por Palma, Valencia, Madrid y el Liceu, coincidiendo con los 50 años en la música de Bonet. Ahora, la relación entre ambos se ha estrechado y ha fructificado en una auténtica comunión artística que podría tener continuidad en una gira por Cuba y en un álbum.

"Trabajar con Bonet es una posibilidad de crecimiento que no se puede rechazar. Los dos tenemos los mismos afluentes desde el punto de vista artístico, como son el gusto, quizá el primero, por la poesía, incluyendo la escrita, también por las artes visuales, especialmente por la pintura, y la necesidad de emocionarse y la presunta capacidad de emocionar a los demás. Cuando me propuso estos conciertos todo fue un gran sí", asiente el pianista.

En los conciertos, Vitier aporta temas como Tempo habanero, Contradanza festiva o Tus ojos claros, interpretada en su día por grandes como Silvio Rodríguez o Pablo Milanés. "En la voz de Bonet mis canciones adquieren un brillo diferente, un matiz propio, nuevo", desvela. "Además -continúa- el catalán es un idioma de una belleza sonora extraordinaria, no solo cuando se canta, también cuando se habla, y eso me seduce mucho".

El repertorio para este espectáculo se ensayó mucho "por control remoto, escribiéndonos y escuchándonos en la distancia", un reto marcado por los placeres y también por el temor, inicial, que se apoderó de Bonet cuando este la propuso cantar en latín su Ave María. "Al principio me dijo que no, rotundamente, porque le parecía que era una pieza que le desbordaba, por la versión que le di, para otro tipo de voz, lírica. Pero se ha apropiado de la canción, la ha convertido en algo suyo, en algo que no existía antes, ha dejado una huella propia", subraya Vitier.

"Para que algo llegue al corazón tiene que salir del corazón, y eso lo estamos logrando", agrega.

Desde el corazón, compungido, Bonet ejecuta en estos espectáculos su himno Què volen aquesta gent?, tema que dedicó a una "amiga", Carme Forcadell, en L'Hospitalet. "Lo que está pasando en el juicio del procés lo vivo de una forma muy dura. Están siendo juzgados de una forma completamente violenta, y ellos y ellas son personas de paz, normales, como yo. Pedirles 25 años de prisión me parece tan bestia que no puedo cantar ciertas canciones sin dedicárselas".

Aunque ver luz, en el negro túnel: "Tenemos delante un año esperanzador, a parte de ese drama, y del drama mundial, porque no es un mundo muy bonito, con tanta guerra y violencia. La esperanza llegó con el Día de la mujer, la hora de las voces violeta. Cuando empecé mi carrera firmé manifiestos feministas a favor del aborto, y había una serie de movimientos europeos en los que estábamos incluidas muchas cantantes de este país, junto a italianas, francesas, portuguesas, pero no como ahora€ Hoy hay una dirección esperanzadora, humana, de sentido común, de querer algo tan bueno y lícito como es la igualdad entre hombres y mujeres, de erradicar la violencia machista€ Querría que esto no parara. Me gustaría que no fuera una utopía y continuara por esos países en los que la mujer está en la oscuridad, en un momento terrible, de no escolarización, de estar humanamente maltratadas, esclavas en todos los sentidos".