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Crítica de teatro

Chistes de oficina

o tengo nada en contra del humor fácil, de los textos ligeros, de las comedias de situación, de los chistes de barra de bar o de descanso en la máquina de café. Y si todo eso se lleva al teatro, me parece perfecto. No desprecio a Pedro Osinaga ni a Arturo Fernández, ni a las hordas de cómicos que transitan las televisiones públicas y privadas, estatales y autonómicas de este país. Quizá el problema, mi problema, es que no me cuadra que un espectáculo que responde a todas esas coordenadas se programe en el Teatre del Mar. No estaba preparado.

Tenía pocas referencias de la compañía canaria Doble M, y en realidad estaba convencido de que iba a ver una crítica descarnada al mercado laboral que nos ahoga, a la cruel explotación de la clase trabajadora. Y un poco de eso sí que hay; pero el precio del discurso sindical, de la supuesta catarsis, es una hora y media de lío en la oficina, de panfleto, de vodevil, de humor de dudoso gusto, de gestualidad extrema, de excesos - algunos de ellos algo gratuitos -, de tópicos de género y de reiteraciones. Y de eso sí estoy bastante en contra.

No sería ésta una crónica justa si me guardase que en algunos momentos los diálogos - bastante ágiles, por cierto - arrancaron risas en la platea, que Vicente Ayala (el jefe) me parece un actor más que solvente y que un espacio escénico tiene todo el derecho del mundo a programar montajes de esos que no nos gustan a los que tenemos la suerte (y la desgracia) de escribir las críticas en los medios.

Mi vida como un zombi

Teatre del Mar

**

Autor: Zebensui Felipe.

Dirección: Nacho Almenar.

Intérpretes: Adrián Rosales, Zebensui Felipe, Vicente Ayala y Carlos Brito.

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