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Crítica de Música

O Fortuna

El compositor Carl Orff es conocido popularmente por haber conseguido trasladar unos textos medievales en los que se satiriza y critica prácticamente toda la sociedad en general, con especial atención a las personas que ocupan cargos de poder, profano o eclesiástico.

Orff toma algunos de esos manuscritos de los siglos XII y XIII, que se conservan en un códex encontrado en 1803 a una abadía benedictina de Baviera y los transforma en una cantata que además de la música pide a gritos elementos escénicos. De hecho, en más de una ocasión, la partitura se ha presentado como si de una especia de ópera se tratara.

Era cuestión de tiempo que el grupo La Fura dels Baus decidiera imprimir su carácter a la partitura de Carmina Burana pues se ajusta perfectamente a su particular estilo transgresor.

Para la Fura, Carmina Burana es un compendio de muchas cosas. En su producción aparecen múltiples elementos que pueden recordar el espacio sideral, el Big Bang, el nacimiento de la vida, las partículas subatómicas? todo envuelto en una capa de misterio místico.

Para conseguir todos esos efectos, el grupo utiliza, musicalmente, un coro de dieciséis voces, solistas vocales, pianos, percusiones varias y flauta. Y escénicamente una gran pantalla semicircular, sobre la cual se proyectan efectistas imágenes en movimiento, así como otros elementos teatrales como un gran cubo de metacrilato con agua y una grúa.

El resultado es una hora y media de vorágine musical y estética, muy bien interpretada y milimétricamente estudiada, en la que nada falla. Todos los movimientos, los efectos visuales, que son muchos, y la música en directo, están ensayados para que aparezcan sincronizados al máximo. Y no debe ser fácil. De hecho no da respiro alguno a los tramoyistas.

Auditòrium lleno para aplaudir un espectáculo que no decepciona, ni musical ni teatralmente.

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