Connotaciones culturales.- Esta nueva producción de Don Giovanni que presenta estos días el Teatre Principal de Palma como inicio de su temporada de ópera está llena de recursos y referencias culturales que demuestran el bagaje de su creador, Paco Azorín, un escenógrafo que ya conocemos por sus siempre interesantes y a veces atrevidas producciones.
Para empezar podemos hablar de una llamada evangélica: "Quién está libre de pecado que tire la primera piedra" parece decirnos el escenógrafo, tomando casi literalmente la cita bíblica (Juan 8:1-7). Aquí no es una mujer adúltera la que queremos condenar sino el compulsivo seductor. Don Giovanni baja al infierno pero vuelve redimido por sus perseguidores, que no están libres de pecado.
También podemos encontrar elementos provenientes del mundo del pop contemporáneo (el abrigo que lleva el protagonista aparece en un vídeo del rapero Macklemore) y otros que recuerdan producciones cinematográficas y teatrales del siglo pasado sin olvidar las esculturas de los jardines italianos de Bomarzo o la escena de la bacanal del Eyes Wide Shut de Kubrick. Y solo por poner unos ejemplos casi evidentes.
Y todo ello enmarcado en unos decorados multiuso, muy bien pensados, y que, a través de unos ejes permiten, girando los armazones, construir espacios diversos. Ese montaje bien podría haber dificultado el movimiento escénico, pero no: todas las entradas, salidas, carreras de bicicletas, bailes, bacanales, tanto de figurantes, del coro y de los solistas, todo estaba estudiado y ensayado a la perfección.
En fin, una escenografía potente, apoyada en una iluminación y un vestuario más que correctos y que considera al espectador inteligente, ya que deja algunas preguntas en el aire, sin resolver: ¿Qué pinta el pequeño Mozart con deportivas? ¿Quién era el personaje de impertinentes risas que sale al final? ¿El padre del Mozart? ¿Salieri? ¿Un viejo Amadeus? ¿Y para qué una sila de ruedas?...
Voces.- Nicola Ulivieri cantó e interpretó un buen rol protagonista. Tiene voz y presencia para un personaje que exige mucho, vocal y escénicamente; casi no tiene arias pero no fue menor su cançoneta Deh vieni alla finestra que cantó con un muy buen acompañamiento orquestal. Le siguieron al mismo nivel los demás cantantes. Ainhoa Arteta estuvo muy bien en el papel de la histérica y enamorada Donna Elvira; especialmente interesante su Mi tradi, quell'alma ingrata. Maria José Moreno construyó una Donna Anna de gran nivel; cantó muy bien y actuó como la que más; de sobresaliente Non mi dir, bell'idol mio. También Susana Cordón dio la talla como la incongruente y dubitativa Zerlina, que brilló en el Là ci darem la mano dando buena réplica a Don Giovanni. El Leporello de Ugo Guagliardo fue vocalmente correcto, quizás pecó de seriedad en un personaje que bien podría ser referente de la ópera bufa; bien en Madamina, il catalogo è questo. Giovanni Sala como Don Ottavio, sin tener una voz brillante, resolvió con profesionalidad sus dos comprometidas arias Dalla sua pace y Il mio tesoro. Tomeu Bibiloni fue un Masetto celoso y vengativo que ya desde su primera intervención Ho capito, signor si! dio a entender que estaba comprometido con el rol. Finalmente también correcto Il Commendatore de Simon Lim; no tiene una voz muy profunda de bajo pero resultó convincente su efectista escena de la cena, Don Giovanni, a cenar teco.
Orquesta.- Por lo que a la orquesta se refiere decir que sonó afinada y mozartiana en todo momento, tanto en los tutti como en los continuos, con un excelente Miquel Carbonell al clave.
La dirección musical ayudó a conseguir ese sonido clásico, aunque tuvo sus más y sus menos en el ensamblaje con los cantantes. En más de una ocasión, en las arias sobre todo, el desfase no fue insignificante.
Don Giovanni, de Mozart
Teatre Principal de Palma
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XXXIII Temporada d’Òpera
Solistas vocales
Cor del Teatre Principal
Orquestra Simfònica de Balears
Paco Azorín, director de escena
Cristóbal Soler, director musical
06-03-19.
