Tras el movimiento feminista hay una fuente de creatividad gráfica de primer orden: ilustradoras e ilustradores de todo el mundo han puesto su talento al servicio de una lucha de hace siglos. El dibujante mallorquín Toni Galmés recoge y analiza en la publicación Lila: història gràfica d'una lluita la historia del feminismo a través de sus iconos e imágenes más representativas.

"Este libro no lo he hecho solo, sino que hay otras voces muy cualificadas como la de M. Àngels Cabré, directora del Observatori Cultural de Gènere. No he querido caer en el mismo error de toda la historiografía, que ha salido siempre de una voz masculina", advierte.

Galmés explica que como todas las luchas de hoy en día, "la feminista no es genuina. Se remonta a la Ilustración". "En el siglo XVIII, ya empezó a surgir este tema del patriarcado y la lucha de clases", explica. En concreto, relata que en 1789 se aprobó en la Asamblea Nacional Constituyente francesa la declaración de los derechos del hombre. "Y 20 años después se redactó la declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana".

Las primeras imágenes importantes de las luchas feministas surgieron sobre todo a finales del siglo XIX y principios del XX. "Fue con las sufragistas", apunta el creador mallorquín. En las grandes contiendas, la imagen de las mujeres trabajando en el campo o las fábricas, ocupando puestos de trabajos de fuerza, "no tenía nada que ver con la emancipación, liberación o empoderamiento, sino que era propaganda de guerra", advierte.

Tras la II Guerra Mundial, el movimiento no volvió a surgir con fuerza hasta los 60, "unos años de lucha radical, donde las manifestaciones fueron muchas". "En los 60-70 se desarrollaron muchas más imágenes y manifestaciones, a lo que contribuyó la eclosión de los mass media", explica el ilustrador.

De nuestros días, se recogen en el libro dibujos de algunas ilustradoras que se han hecho virales. Es el caso, por ejemplo, del de Margalida Vinyes, que ilustra una mujer que convierte su delantal en una capa. "El campo artístico actual es especialmente fértil en este terreno del feminismo, podría nombrar a muchas creadoras, como Vinyes, Flavita Banana o Paula Bonet, autora del prólogo de Lila", considera. "La mayoría son artistas mujeres y creo que debe ser así, han de ser ellas", indica. "Muchas veces, en este tipo de temas, ellos explican el feminismo a través del paternalismo, como para blanquear el machismo. Es lo que se conoce como mansplaining".

"Gracias a este empuje de todas estas artistas que han creado una especie de red, muchas otras han dado el paso para dar también su versión sobre este tema", apunta. "Evidentemente también han pesado acontecimientos muy graves, como el caso de la Manada o la postura de Vox", comenta. "Parece que hay un auge de un machismo estructural que pensábamos que no existía".

En estos momentos, las ilustraciones y los discursos gráficos del feminismo se están dando en las redes. "Antes eran los pósters de las sufragistas. Los pósters eran una manera de reproducir un mensaje de manera rápida porque se podían hacer muchas copias", explica. "Eran pósters que no atendían al dibujo sino al mensaje, querían que éste fuera muy claro, por eso a nivel visual interesa estudiar las tipografías que empleaban", indica.

En cuanto al empleo del lila, Galmés considera que no acaba de conocerse el origen del uso de este color. "Es un tono que se empleaba en el contexto de la lucha abolicionista, los que pedían la abolición de la esclavitud", indica. "El feminismo es heredero del abolicionismo; de hecho, el feminismo es abolicionismo", subraya. Galmés también documenta una de las primeras veces que el feminismo empleó el lila. "Fue en 1896, en una bandera de un club de mujeres negras", detalla.