Diario de Mallorca

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Crítica de Música

S. D. G.

Pasión según San Mateo de J. S. Bach

Auditorium de Palma

Coral UIB, Coral Infantil Onzequinze

Solistas vocales: Orquestra Simfònica de Balears. director: Jonathan Cohen.

14 de febrero de 2019

Soli.- Soli Deo Gloria. Con estas palabras rubricaba Johann Sebastian Bach sus partituras. Dios siempre presente. La espiritualidad ante todo. De Él viene el arte y a Él debe volver.

Pasión según San Mateo, Bach en estado puro. O mejor aún, Arte en estado puro. Coincido con mi amigo Martí Lucena cuando afirma que esa obra del Maestro (en mayúsculas) es la más grandiosa creación artística de todos los tiempos, incluso por delante de los Sonetos de Shakespeare.

Pues bien, esa partitura total, ese monumento a la Gloria de Dios fue ofrecido el pasado jueves dentro de la programación musical de nuestra Orquestra Simfònica, que ha tardo treinta años en incorporarla a su repertorio. Y es que para poder abarcar todo lo que esa partitura esconde hace falta madurez, mucha madurez. Como la que demostró el tenor Nicholas Mulroy, que cantó su difícil y larguísimo rol de evangelista de forma espléndida y ¡de memoria! No es casual que haya asumido ese papel en grandes producciones y con los grandes directores especialistas. En el concierto que comentamos el público quiso apreciar esa soltura y esa exquisitez dirigiéndole múltiples aplausos.

El barítono William Berger en su doble faceta de Jesús y de intérprete de las arias para su tesitura también recogió el favor del público, como los otros tres solistas vocales, todos de un gran nivel: la soprano Judith van Wanroij, la mezzosoprano Anna Reinhold y el tenor Robin Tritschler. No fueron menores las intervenciones solistas de algunos miembros de la coral en los papeles de Pedro, Pilatos, Judas, soldados, sacerdotes y criadas. Àngels Riera, Irene Gili, Conny Vignolle, Inès Mas, Gerard Abril, Rafel Domingo, Pere Bonet y Miquel Company, cantaron muy bien esas puntuales pero decisivas partes.

Deo.- Pasemos a la parte instrumental. En primer lugar nuestra formación que estuvo dividida en dos para la ocasión, pues la partitura está escrita para dos orquestas y tres coros. Jonathan Cohen ya conoce a la Simfònica, la dirigió en otra obra maestra, la Missa en si menor. Sabe sus posibilidades y lo que es mejor, sabe hacer que floren. Nuestros profesores, a sus órdenes, rozaron la perfección en sus aportaciones instrumentales. Algo tuvo que ver el trabajo del concertino invitado, Stephano Barneschi, que ayudó al director a la hora de imprimir un estilo barroco al conjunto, utilizando los recursos que ofrecen los instrumentos modernos. De sobresaliente su aportación solista en el aria Erbarme dich, mein Gott.

Muy bien el equipo del continuo formado por el violoncelista Emmanuel Bleuse, por el organista Stephen Farr y de forma puntual por Jonathan Cohen al clave, que acompañaron los recitativos del Evangelista con delicadeza (curiosamente para los de Jesús, Bach no utiliza el continuo sino un grupo más numeroso de músicos). Mención aparte merece el violagambista Jonathan Manson, un fuera de serie. Por algo está considerado uno de los grandes especialistas en Bach.

Gloria.- Los coros. Sí, en plural, pues, en esa Pasión, Bach divide en tres las partes corales. Dos coros adultos y un coro de niños. No podemos dejar de elogiar el trabajo que han hecho Esther Barceló y Santi Francia con esas voces de la coral Onzequinze de Juventuts Musicals de Palma. Sin un saber hacer y una gran profesionalidad hubiera sido imposible conseguir que los jóvenes cantaran los Corales que abren y cierran la primera parte como lo hicieron. Enhorabuena.

Y ¿qué decir de la Coral Universitat Illes Balears que no hayamos dicho en otras ocasiones? Para Joan Company y sus voces Bach es un milagro. Entienden su música. Company sabe leer entre las partituras consiguiendo que parezca fácil lo que es extremadamente difícil. El coro, dividido, sonó perfecto en todas, todas, las intervenciones: dulce cuando se trataba de acompañar a los solistas vocales, tremendo como pueblo que pide la muerte, delicado en los corales y potente y preciso en las fugas, como en Sind Blitze, sind Donner in Wolken verschwunden. Siempre afinado y con una dicción perfecta.

En resumen, con ese equipo y con Cohen al frente, pudimos disfrutar de una noche para el recuerdo. Otra. Y además histórica. Y con Bach como compañero de viaje. S. D. G.

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