Toni Hill inauguró el Febrer Negre ayer con la presentación de Tigres de Cristal, una "historia muy oscura sobre el ajuste de cuentas con la vida". Ambientada en el barrio La Satélite, en las afueras de Barcelona, relata "la historia de dos niños que en los años 70 por un tema de acoso escolar no aguantan más y se cargan a su acosador". Así arranca la novela. Los autores del crimen se vuelven a encontrar 37 años después.

Así, el autor aprovecha el bullying para enlazar las dos épocas. "Quería hablar del barrio como yo lo recuerdo, por ello, tenía que situarme en una trama de chavales. Pensé en qué lío se pueden meter unos chicos que pudiera tener un correlato en el siglo XXI. Enseguida me saltó el acoso escolar porque sigue existiendo", explicó Hill al ser preguntado por el motivo que inspiró la novela. "El acoso escolar ahora es muy bestia, ya lo era entonces. Hago un relato de un caso de acoso escolar en los 70 y de otro en 2015 para que se vea cómo evolucionamos incluso cuando somos malos. La maldad también evolucional", desgrana. "La idea básica es la humillación de la víctima. Antes existía un enfrentamiento físico y verbal, ahora tienes que añadir el efecto amplificardor de las redes sociales. Antes aunque lo pasaras mal a la salida del colegio, en casa uno estaba a salvo. Ahora el bullying no se acaba y a través de las redes la humillación es mayor", lamenta el autor de Tigres de Cristal, que tiene claro que el género de novela negra engancha al lector porque les "lanza un cebo atractivo". "Parten de unas tramas atractivas y en el momento en que enchufas un crimen, captas la atención del lector", añade el escritor.