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A Tiro

Dirigismo cultural

Los museos de la isla (y también los de fuera) han entrado en una fase de agotamiento y de callejón sin salida. Son espacios hostiles para la ciudadanía y para los propios trabajadores en plantilla. Se han convertido a cualquier precio en instrumentos al servicio de la propaganda política. Con el apoyo y aplauso de empresas, lobbies y asociaciones afines que abogan por unos intereses corporativistas que poco tienen que ver con el bien común. En este punto, bastaba con echar un vistazo al acto oficial del 15 aniversario de Es Baluard. ¿Dónde estaba la gente? ¿Es el "museo de todos"? ¿Por qué sólo se han presentado cuatro personas al puesto de dirección que próximamente estará vacante? ¿Por qué ciertos procesos siguen siendo opacos? ¿Por qué no tenemos acceso a las actas de las comisiones ejecutivas o de los patronatos de estas entidades?

Pensar en la posibilidad de elegir a un director o directora independiente o supuestamente independiente como receta mágica es de una ingenuidad monumental. Hay muchísimos factores que están por encima de su figura; para empezar, una estrategia más o menos sutil de intereses. Ante tal estado de cosas, ante la imposibilidad de ejercer una verdadera función pública, es habitual que estas figuras directivas acaben convirtiéndose -algunos sin ser conscientes del todo- en cómplices y brazos ejecutores de las malas prácticas. Otros aprovechan directamente la potencialidad del puesto para hacer currículum y abonar la propia carrera. Es el pez que se muerde la cola. Un sistema perverso en el que, como relataba a este diario el artista Sergio Prego, las instituciones culturales son utilizadas por el propio sistema político para legitimar los -ismos y temáticas que dan cuerpo a sus discursos, promesas huecas y programas electorales. Hablando en plata, el poder usando el arte como herramienta legitimadora de sus fines. Más viejo que la tana.

En esta legislatura, hemos vivido con gran preocupación la instrumentalización política de causas nobles como la memoria histórica, el feminismo o la diversidad sexual y de género. La incidencia de la propaganda política mediante el reparto de recursos económicos públicos en la cadena de producción y creación artística es algo que también habría que analizar con seriedad. ¿Está el dirigismo cultural más vigente que nunca? Es para reflexionar.

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