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Crítica de cine

Los hijos de Leiter

Debutar con una obra maestra es para un autor muy infrecuente y pone un listón casi inalcanzable para las siguientes. El hijo de Saul me atrevo a decir que es una de las películas más importantes de todo el siglo XXI, pasado y venidero. Por la extremada dureza de su tema (un campo de concentración), para evitar conformismo tipo el reciente El fotógrafo de Mauthausen, el director apuró la utilización de la cámara en mano pegándola como una lapa al rostro o la nuca de su protagonista. Lo bordó y ahora pretende convertirlo en su sello personal.

Atardecer no lo justifica tanto; tampoco es un capricho. La historia se desarrolla en 1913 en Budapest, la hermana menor de la capital del imperio Austro-húngaro. Una mujer joven (Jakab) regresa a la ciudad, intenta trabajar en la sombrerería que fundaron sus padres, se entera que tiene un hermano problemático y se lanza, por las bravas, a buscarlo y destapar el verdadero negocio del nuevo dueño. El guión apura tanto el misterio y los sobreentendidos que llega a ser confuso; aún así mejor eso que subrayados redundantes. Temáticamente tampoco escarba demasiado. Apunta sólo la conocida confusión, rozando el desquicie, de las épocas pre y posbélicas, y la maldad innata de algunos seres humanos. Recuerda un poco, superando, a la serie Babylon Berlin, sin alcanzar la maestría de Berlin Alexanderplatz. La actuación de Jakab es muy meritoria por lo exigente de su papel; la ambientación y fotografía, excelsas. Por todo ello, a pesar de su excesiva duración y el ego a punto de descarrilar de su director, Atardecer es una notable película.

Atardecer

****

Nacionalidad: Hungría, 142 mins. Director: Laszlo Nemes. Actores: Juli Jakab, Susane Wuest, Vlad Ivanov, Urs Regn. Cines: Augusta, CineCiutat.

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