Llegará a Mallorca procedente de€

De Palermo, adonde volveré tras el concierto de Palma, pues me quedan allí cuatro funciones de Turandot en el Teatro Massimo. La música de Turandot, una de las operas más representadas de la historia, es espectacular, increíble. Siempre es un placer participar en esta obra.

¿Considera Italia su segunda casa?

Sí, y más últimamente. Canté mucho en Italia hace quince años, luego lo hice más en Alemania y España, y en los dos últimos años he vuelto a Italia, cantando en Parma, Roma, Turín, ahora en Palermo€ En Italia me encuentro como en casa. Son como mis primos.

Vuelve a Palma tras sus representaciones en el Principal con 'Las bodas de Fígaro' el año pasado.

Así es, allí estuve con el papel protagonista, el de Fígaro. Fue un placer, porque el Principal fue el primer teatro donde yo interpreté una ópera, Don Carlo, con 19 añitos. Uno nunca se olvida de la primera vez. Poder volver a Palma después de 20 años y seguir cantando y ver a todos mis amigos del coro, de la orquesta y del teatro fue un auténtico placer.

¿Con qué estado de ánimo se enfrenta al recital del Palau de Congressos: ilusionado, nervioso, pletórico€?

Cuando canto en mi tierra, Balears, siempre noto un poco más de respeto. Quiero demostrar a mis paisanos todo lo que hago cuando estoy fuera. Así que diré que con respeto, muy concentrado y con mucha ilusión, porque del concierto saldrá un disco que se publicará en el futuro.

¿Con qué sello discográfico?

Todavía no lo sé. La casa discográfica es lo último que se decide. Lo producirá Antoni Parera Fons, un gran músico, incansable, que se fija en todos los pormenores. He tenido la suerte de grabar una ópera con él. Estar con Parera Fons supone un aprendizaje continuo.

¿Qué criterios siguió a la hora de confeccionar el programa del próximo 18 de enero?

Al ser de libre elección me senté con el maestro Pablo Mielgo (director de la Simfònica de Balears) para ver qué podíamos hacer. He querido hacer una muestra de las arias más importantes de los autores que interpreto yo por todo el mundo: Mozart, Rossini y últimamente Verdi. También habrá oberturas de la Orquestra, que creo que está en un momento fantástico. Y para terminar nos dedicaremos al musical, escuchando West Side Story y El hombre de la Mancha. Si el público me lo pide, también habrá alguna sorpresa que llevo preparada.

¿Mozart y Rossini, a quienes tan bien conoce, le siguen revelando secretos?

Hace unos meses estuve cantando en el Liceu L'italiana in Algeri, de Rossini, y redescubrí lo difícil que es interpretar a Mustafá.

Seleccionar un repertorio es fundamental para un cantante. ¿Cómo se aprende eso, es algo que se enseña o uno lo va descubriendo a lo largo de su carrera?

A mí me lo enseñó Alfredo Kraus, uno de los más grandes tenores de la historia, mi primer mentor. Kraus era muy cuidadoso con el repertorio. En aquel tiempo yo era muy joven, y cuando uno es joven tiene ganas de cantar todo. Kraus me enseñó lo que se podía y no se podía cantar, y cómo había que hacerlo para no estropearse la voz. Veinte años después aquí sigo, aguantando. Hay que ser muy cuidadoso con el repertorio y conocer muy bien las limitaciones de tu voz.

¿Se atrevería a brindarnos una radiografía de su voz actual?

Me ha pasado exactamente lo que me decía Alfredo Kraus. Cuando yo empecé era un bajo de 19 años, con una voz mucho más clara, liviana. Ahora tengo 42, y entre los 40 y los 45 años se aposenta la voz, se hace más madura, y me encuentro en ese momento.

¿Qué papel está deseoso de interpretar en su madurez?

Me encantaría intepretar a Atila (de la ópera de Verdi), papel que me propusieron en su momento y dije que no. Por ahora no me ha salido. Este año voy a debutar el Ernani (también de Verdi), en el papel de Ruy Gómez de Silva; me estrenaré con él en Menorca y más adelante viajaré con él a Italia. En 2019 también me estrenaré con el viejo hebreo de Sanson y Dalila (de Camille Saint-Saëns).

¿Qué hace grande a una voz?

Creo que hay que tener mucha humildad, aprender siempre de los grandes maestros que te dirigen o de los grandes cantantes que aun tenemos hoy en día. Yo siempre pido consejo al gran Joan Pons. Siempre hay que demostrar que uno ha aprendido algo cuando canta. Grande no se llega a ser nunca, siempre hay algo por aprender.

Se sigue considerando un obrero de la ópera.

Sí. Lo que quiero es trabajar, hacerlo lo mejor posible e ir aprendiendo siempre, en lugar de estar en teatros de primerísimo nivel.

¿Cómo se lleva un obrero de la ópera con tanto divo y diva?

Huyo de eso. En mi profesión también hay mucha gente normal, muy maja, con los que intento rodearme. Hay que ser humilde y tener los pies en el suelo, vivir el día a día.