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Crítica de música

Un buen popurri y varios despropósitos

Popurri.- Nuestra Orquestra Simfònica quiso abrir el año musical con un concierto variado, formado por diversas piezas de carácter un tanto ligero, siguiendo la moda que abrió hace años la Filarmónica vienesa; aunque no todo fueron valses y polkas, menos mal.

Para la ocasión se contó con la colaboración de la soprano Valentina Nafornita, de voz agradable, con un amplio registro vocal y que interpretó diversas arias y canciones con soltura y gracia. Nafornita es una muy buena solista, solicitada por los grandes teatros para interpretar roles como la Musetta de Puccini o la Norina de Donizetti, aunque aquí destacó en las piezas de opereta (excelente su Mein Herr Marquis de El Murciélago de Strauss) y musical (también notable I could have danced all night de My Fair Lady y el bis de West side story). Quizás la nota menos destacada fue Morgen de Richard Strauss (nada que ver con la saga de los autores de valses), uno de los lieder más bellos jamás escritos y que no pegaba demasiado con las demás piezas del programa.

Por lo que a la orquesta se refiere, muy bien en todos los aspectos. Todas las secciones rozaron un gran nivel y hay que destacar, por su originalidad y buen hacer escénico la intervención de Armando Lorente, que pasó de los timbales a la máquina de escribir para ofrecer una divertida parte solista de la obra La Máquina de escribir de Leroy Anderson que conocimos primero en el cine a través de la película de Jerry Lewis Lío en los grandes almacenes. Joji Hattori dirigió de forma muy efectista el concierto en el que además interpretó la parte solista para violín de la famosa Meditación de la ópera Thaïs de Massenet.

Despropósitos.- Y ahora los despropósitos, que nada tienen que ver con el concierto que comentamos, ya que todos se relacionan con la sala del Palacio de Congresos.

Veamos: El espacio escénico es del todo insuficiente para poder albergar eventos con un mayor número de músicos. Una Novena de Beethoven, por ejemplo, no puede interpretarse en ese espacio. La distribución de las bambalinas es provinciana, el público puede ver los movimientos de las personas que circulan a los lados del escenario. Por no hablar de la sonoridad, muy mejorable: los metales suenan secos, sin ninguna ayuda harmónica y además en algunos momentos se producen unos raros efectos de eco, muy molestos, sobre todo cuando interviene la percusión. Y ya lo impensable: desde las últimas filas de la platea no se puede ver el escenario pues el balcón del anfiteatro lo impide. Cuestión de ángulos. Un error que no cometerían ni los alumnos de física de bachillerato.

Todo ello hace de la sala un lugar lleno de absurdos errores arquitectónicos que hacen aún más inexplicable el premio que se le concedió al arquitecto hace unos años. Y uno se pregunta: ¿Nadie de la administración revisó los planos? Vergonzoso. Y con dinero público.

Orquestra Simfònica de Balears

Palau de Congressos

***½

Valentina Nafornita, soprano

Joji Hattori, director

Concert d’Any Nou

01-01-19.

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