El belén de la Sang está cada día más cerca de lucir en todo su esplendor. Pero habrá que esperar una Navidad más para ver los resultados. Los preparativos a la restauración de este conjunto navideño, el más antiguo de Europa, ha revelado datos inéditos y confirmado otros aspectos que ayudan a comprender mejor este Bien de Interés Cultural y a restituirlo en las mejores condiciones y con las máxima garantías.

Una de las cuestiones más llamativas descubiertas por el equipo multidisciplinar que ha trabajado en torno al belén más antiguo de Europa es la composición del oro con que se ha realizado parte de la decoración de la cueva. "El pan de oro tiene una pureza mayor del 99%, es de 24 quilates", explica la restauradora de Patrimonio del Consell, Isabel Adrover. Un hecho que contrasta con la ley menor del oro de los brocados de la época, que decía que tenían que ser de en torno al 95%. También se ha descubierto que la Mare de Déu, con un agujero en la cabeza, lucía un carbúnculo, un piedra semipreciosa "que fue robada", asegura Adrover. "El buey lleva un cristal de Murano similar en la cabeza", apunta. Estos datos señalan la riqueza y cierta suntuosidad de este belén, con parentescos muy estrechos con los belenes fijos italianos de finales del siglo XV y principios del XV. Hay que recordar que, según la leyenda (hacia 1536), una tormenta trajo estas piezas a Mallorca. Llegaron en un navío procedente de Italia.

Los análisis químicos realizados han arrojado más resultados interesantes; por ejemplo, que la policromía original corresponde con la de la escuela hispano-flamenca de los siglos XV y XVI. La característica fundamental que define estas policromías tardogóticas es la presencia de brocados aplicados, de los que se conservan restos enteros.

Asimismo, las muestras analizadas confirman la existencia de repolicromías correspondientes a intervenciones de diferentes épocas: del siglo XVIII, XIX y repintes vinílicos de la segunda mitad del siglo XX. Las carnaciones también están cubiertas de repolicromías de composición similar a la original, hecho que dificulta una datación segura de las mismas.

Otro conjunto de pruebas, como aplicar la luz ultravioleta sobre las piezas, ha permitido visualizar las intervenciones anteriores de las piezas, un dato que permitirá intervenir mejor sobre las mismas. Los técnicos han podido conocer que algunas piezas han perdido partes, como una mano, a causa de la carcoma.

Adrover explicó que las figuras estaban sobre una tarima de hormigón del siglo XX que contenía muchas sales y humedades, un material nocivo para las piezas. Ésta ha sido eliminada. "Se reconstruirá una más adecuada para su conservación", indicó la restauradora.

El proyecto de restauración, que saldrá a concurso y se licitará en el transcurso del primer cuatrimestre de 2019, se articula en función de la cronología de las piezas, que tras los estudios no se ha visto alterada. Las del XV son el Sant Josep, la Mare de Déu y los seis ángeles músicos. Los pastores, el bou y la mula, del XVII. Otros animales, como los perros y las ovejas, son posiblemente del XVI. Del XVIII son el niño Jesús (la anterior figura fue robada), los ángeles y querubines, el espíritu santo o la representación de San Gabriel.

La restauradora explicó que el estado de conservación de la cueva es deficiente. "Las figuras también están en muy mal estado", agregó. Los motivos: han padecido intervenciones desafortunadas y las piezas se han manipulado incorrectamente año tras año. Las que están más dañadas son el Sant Josep y la Mare de Déu. Se observan pérdidas provocadas por los efectos de la abrasión, golpes y mala manipulación que han dado lugar a la desaparición de brocados y pérdida de dorados. Con el fin de evitar manipulaciones inadecuadas y facilitar su movilidad, se instalarán unas bases movibles en las piezas.

En esta investigación previa a la restauración, que cuenta con un presupuesto de 100.000 euros, también se recoge que las figuras se relacionan con las de San Giovanni a Carbonara en Nápoles, obra del taller de escultores Pietro y Giovanni Alamanno.

En cuanto a los trabajos, que podrían estar listos la Navidad de 2019, la restauradora indicó que deberán realizarse in situ. "No se pueden alterar las condiciones medioambientales, un cambio de las mismas supondría un shock para ellas", asegura.

El resultado final dejará una estampa del belén muy diferente, "más colorida".

"Debajo de la tarima de hormigón hemos encontrado un pavimento antiguo", explica la técnica del Consell. "En un muro que hay arriba de la cueva, hemos visto que las patas de las ovejas estaban incrustadas dentro del mortero de cal. Hemos descubierto restos orgánicos ahí dentro. Hemos sabido que de ahí arriba colgaban pans de corriola pans de corriolay que también había una decoración a partir de frutas, tal y como ya describió el pare Llompart", comenta Adrover. Los restos de cera en las piezas revelan que el belén se iluminaba con velas.

En las obras de reforma también se va a recuperar el antiguo acceso a la parte alta del belén. Y las pinturas murales de los laterales.

En el proyecto, han participado los técnicos de Patrimonio del Consell, el departamento de Modernización y Función Pública de la institución supramunicipal y el Instituto del Patrimonio Cultural de España. Se trata de un trabajo multidisciplinar que ha contado con estudios de restauradores, arqueólogos, historiadores, químicos y arquitectos. Entre los análisis realizados cabe destacar: un examen con rayos ultravioleta, la caracterización de las policromías y la madera, un estudio con cámara endoscópica, otro de sales y humedades y un estudio radiográfico realizado en el Servicio de Radiodiagnóstico del Hospital General.