De exprimir los tópicos de los folclores insulares, de una lectura conceptual, estética - y hasta cierto punto ética - completamente innovadora, de la alteración de la lógica histórica de las cosas y, ante todo, de un descaro descomunal surge una pieza inclasificable, rompedora y bellísima. Un antídoto contra la mallorquinidad de naftalina y tradición inamovible, una invitación a descomponer el imaginario colectivo sobre la base y la esencia de lo viejo, de sus canciones y tonadas, de los himnos y reverencias al pasado que explica lo que somos.
Es cristal es danza y contorsión, coreografía y divertimento, plasticidad y también un arma cargada de sensualidad, con 'rebosillo' y liguero, y con un mensaje aparentemente inocente pero punky, gamberro. Un repaso por un trozo de historia, un retrato simpático, transgresor y sensual - según se mire - del tránsito entre la ruralidad y la apertura al mundo, entre lo atávico y lo presuntamente moderno, por ejemplo, con postales turísticas y aterrizajes forzosos, con lenguajes, e idiomas, diversos, personajes bastante reconocibles y arquetipos. Apunta la madre de la criatura, Margalida Riera, que ha ido picando de aquí y de allá, y que la visión exógena que le ha dado vivir en Francia le ha servido para reinterpretar 'lo nostro'. El resultado es un espejo casi surrealista en el que mirarnos y una delicia para los sentidos. Un montaje delicado y atrevido, interpretado con desparpajo por tres magníficas bailarinas-actrices; un espectáculo que merece proyectarse desde los muros de Casa Planas - siempre acertando - a cualquier espacio escénico, convencional o no.
Es Cristal
Casa Planas
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Directora artística: Margalida Riera
Compositora: Marta Elka
Video arte: Belén Iniesta
Intérpretes: Aina Genovés, Laura Williams Parrilla y Marina Salom