Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Crítica de teatro

Ducha escocesa contra el machismo

Da igual cuándo se represente esta pieza, siempre será oportuna, siempre coincidente con algún acto de terrorismo machista o con alguna decisión condenable de los jueces. Es la trágica ventaja de la vigencia. Entre la caricia amarga y la hostia, entre risas e impactos, combinando chorros de agua tibia y helada, avanza un montaje enérgico, hilarante, provocador, arriesgado en algún momento, audaz de principio a fin. Un retrato social, político, humanista a su manera, que tiene mucho de monólogo, currado, marca 'club de la comedia' pero que también apela a los códigos permorfáticos o al clown. Una propuesta que recuerda, y revienta, los clichés de Disney y otros clásicos infantiles de la literatura y el cine mainstream, por ejemplo; que reivindica grandes artistas, escritoras, científicas o pensadoras que pasaron a la historia con los apellidos de sus maridos, y a otras anónimas a las que deberíamos conocer. Por el camino hay hipérbole, rabia, danzas discotequeras casi lisérgicas, un pene que habla y muchas risas. Y también mujeres muertas, y escalofríos emocionales y preguntas que se quedan flotando en el aire y una lista interminable que aparece en una pantalla: letras en orden que trazan el mapa de los feminicidios recientes, que en cantidad superan con creces al número de víctimas de la barbarie etarra, por hacer un paralelismo que entiendo que sea odiable, pero no odioso. Entre el tránsito por los actos cotidianos y los gestos autocomplacientes seguro que hay espacio para alimentar más y mejor nuestro pretendido feminismo. Empezar a llamar a las cosas por su nombre podría ser un buen comienzo para llenar esos vacíos.

Compartir el artículo

stats