La Catedral de Mallorca es medio siglo más antigua de lo que se creía. En concreto, tiene entre 50 y 60 años más. Ésta es una de las conclusiones de la novedosa y reveladora tesis doctoral de Miquel Ballester Julià, valorada ayer con un sobresaliente en la UIB. Un estudio que obligará a reescribir los manuales de historia.

Miquel Ballester (centro), flanqueado por Gambús y los miembros del tribunal de su tesis. MEV

Según sus investigaciones, ha determinado que el templo empezó a construirse entre 1240-1250 y no en 1306, fecha del testamento de Jaume II, donde se documenta la construcción del panteón familiar (que es la capilla de la Trinitat, hasta ahora el punto inicial de la Seu). Esta corrección cronológica conlleva asimismo un cambio de reyes impulsores del proyecto: Jaume I el conqueridor, y no su segundo hijo, fue el verdadero promotor de la construcción patrimonial más relevante de la isla.

La revisión de toda la historia constructiva de la Catedral, un trabajo titánico bien resuelto por Ballester, también arroja otras sorpresas: que la primera fachada principal del templo (no la actual, que data del XIX) empezó a levantarse a principios y no a finales del XVI como se pensaba, y que se construyó esa misma fachada antes de que toda la edificación y sus bóvedas estuvieran del todo cerradas.

Problemas estructurales

Este dato sobre la construcción previa de la fachada no es en absoluto baladí porque es la explicación que siempre se ha estado buscando a los problemas estructurales endémicos que empezó a presentar la Seu una vez se terminó su construcción en el XVII. "Con antelación a tener cerrados todos los tramos de bóveda desde el portal del Mirador hasta el portal Mayor, ya se había construido esa fachada, que iba ascendiendo a medida que se iban cerrando las naves. El problema es que no habían calculado bien el peso de las naves que se iban terminando", comenta la historiadora Mercè Gambús. El error de cálculo fue tal que el arquitecto técnico calcula que la fachada no debió llegar a aguantar en pie más de 30 años. Todas estas dificultades acabaron en la reforma de la misma en el siglo XIX a cargo de Peyronet.

La otra gran novedad desvelada por Ballester es la autoría de la primera fachada de la Seu. Se la atribuye al hijo de Guillem Sagrera, Francesc Sagrera, o a su entorno, pues sigue las pautas de la fachada de sa Llonja de Palma. El propio investigador aportó ayer un dibujo elaborado artesanalmente donde podían verse las semejanzas entre los portales de los dos monumentos.

Los hallazgos no se quedan sólo ahí. Ballester revisa y corrige también otros aspectos del proceso constructivo de la Catedral, un templo que crece longitudinalmente siguiendo la dirección de la mezquita preexistente.

Si hasta ahora se sostenía que la Seu había sido construida de la cabecera a los pies de manera lineal, él demuestra que sólo fue así hasta el portal del Mirador. Los últimos cuatro tramos del templo funcionaron de manera diferente: los pies de la Seu y el tramo del Mirador se fueron acercando el uno al otro, la construcción fue creciendo hacia dentro de forma orgánica, según las necesidades.

Otra de las preguntas que siempre ha suscitado literatura es por qué el campanario de la Seu está desviado. Ballester ha encontrado una explicación. Identifica un problema urbanístico que hubo en la zona por aquella época que obligó a levantarlo en esa orientación.

Los patrocinios

En las páginas de la tesis hay otras aportaciones interesantes. Por ejemplo, el investigador consigue documentar todos los patrocinios (los nombres de los religiosos y las familias nobles) de las 12 bóvedas analizadas en profundidad, las construidas entre el último tercio del XVI y el primer tercio del XVII. Los materiales empleados, asegura, fueron extraídos de la cantera de la Fontsanta, de sa Teulera de Palma, y de Capocorb (Llucmajor). Se transportaron en carros. Asimismo, analiza los sistema de construcción y elevación empleados.

Para Gambús, la directora de la tesis, el de ayer fue un día muy especial y uno de los más importantes de su vida laboral. "Hace décadas me preguntaba quién sería capaz de cerrar el proceso creativo y constructivo de la Catedral. Yo no lo supe hacer", confiesa. Fue en el Máster de Patrimonio Cultural donde conoció a Ballester, una persona que reunía saberes de distintas disciplinas adecuadas para llevar a cabo esa labor: sabe de arquitectura, de historia del arte y tiene conocimientos de paleografía. La coordinadora científico-técnica de la Seu agradeció también al cabildo catedralicio su capacidad para comprender la necesaria relación de la institución con la universidad y la investigación. "Éste es un trabajo completo, pero no cerrado. Espero que vengan más estudios a partir de ahora", indicó.

El tribunal de la tesis lo formaron: Andreu Josep Villalonga (UIB.