Este viernes es un día excepcional para la historia de Mallorca, de la Seu y la UIB. El doctor Miquel Ballester Julià, tras tres años de investigaciones, ha conseguido adelantar la cronología constructiva de la Catedral. Según sus estudios, una tesis dirigida por Mercè Gambús, ha determinado que el templo empezó a construirse entre 1240-1250 y no en 1306. Así las cosas, el impulsor de la construcción fue Jaume I y no Jaume II como los historiadores creían. Los estudios de Ballester también consiguen llegar a la conclusión de que la primera fachada principal del templo empezó a levantarse a principios del siglo XVI y no a finales.

Otra de las novedosas aportaciones de Ballester ha sido la atribución de dicha fachada al hijo de Guillem Sagrera, Francesc Sagrera, o a su entorno, pues sigue la pauta de sa Llonja de Palma. El propio investigador aportó un dibujo elaborado artesanalmente por él mismo sobre el aspecto que debía tener dicha fachada.

Lo que ha conseguido Ballester es histórico: ha logrado explicar el final constructivo de la Catedral. Su tesis se ha centrado en los cuatro últimos tramos y la fachada, sin perder de vista los inicios constructivos: la mezquita. "Del final de la fase constructiva de la Seu nos fuimos hasta el principio y se ha revisado todo el proceso de construcción. Es una tesis completa, pero no cerrada, vendrán muchas más cosas a partir de ahora", comentó Gambús, muy emocionada.

En resumen, siguiendo la tesis de Ballester, cabe afirmar que la Catedral sigue un proceso de crecimiento en sentido longitudinal siguiendo la dirección de la mezquita preexistente. A partir del portal del Mirador, el crecimiento de la Seu es orgánico, es decir, se van construyendo tramos de bóveda según las necesidades.

Ballester también ha descubierto que, con antelación a tener cerrados todos los tramos de bóveda desde el portal del Mirador hasta el portal Mayor, ya estaba construida la fachada principal. Una fachada que fue ascendiendo a medida que iba recibiendo las naves, que llegaban construidas de manera orgánica y funcional. "Cuando van subiendo la fachada para cerrarlo todo, se ve que no habían calculado bien el peso de las naves que venían. Éste fue el origen de los problemas estructurales endémicos de la Seu. Un problema que condujo finalmente a una reforma de la fachada en el siglo XIX, la de Peyronet", comenta Gambús.