P ¿Cuál será su aportación al debate de mañana en Es Baluard, Espacios para el arte, desde la arquitectura a lo inmaterial

R De la Fundació Antoni Tàpies, donde hemos intentado que el concepto de la exposición deje de ser una secuencia de objetos y pase a ser un proyecto, una inmersión en una idea. Durante los años setenta en el espacio se trabajaron varias retrospectivas, pero creo que en lo que tenemos que trabajar ahora es en la transmisión de ideas a partir de un proyecto imbricado en el espacio arquitectónico. Hablaré sobre qué significa exponer una exposición.

P ¿Hay que innovar la experiencia museística?

R En una cultura digital que parece que todo lo experimentamos a distancia y a través de pantallas ha aparecido la fascinación por la presencialidad, por el contacto directo. Lo que parecía destronado queda como una experiencia especial, singular e intensa. Esta es la vía que nos queda para explorar en los museos, el cómo recordar formas de experiencia relacionadas con la presencialidad y la copresencialidad, con otros visitantes. Así nacen oportunidades para socializar, hablar o debatir entorno a los objetos del espacio. Porque históricamente los debates lo trae la gente, no la obra. Los museos cada día ganan argumentos para ser un espacio de actualidad.

P Le iba a preguntar si los museos son instituciones del siglo XX.

R Esta presencialidad, este deseo de contacto directo con la obra y espacio, se acomoda perfectamente con la experiencia de virtualidad. Uno puede ser seguidor de un museo a través de sus páginas web, por donde no obtienes la experiencia concreta sino un programa, unas ideas. Un museo ya no te presenta una obra desnuda de cualquier discurso, sino que te la presenta enmarcada en la propia historia del objeto. Hoy es imposible ver solo la obra, vemos la obra y todo lo que se ha dicho de ella. Y este es el modelo de las plataformas digitales donde las imágenes significan en función de la circulación, del uso, de cómo se vuelven virales y cómo la gente va modificando su sentido original.

P ¿Los discursos de los museos son excesivamente normativos?

R El museo es una institución conservadora, no es casualidad que a los principales responsables se les llame conservadores. Aspira a detener el tiempo, a que el objeto que pasa por su puerta no cambie en los próximos siglos. Hoy en día la sociedad encuentra maneras de generar flujos de información, circulación de imágenes, que contrastan con esta obsesión de conservación con grados de humedad y temperatura concretos. El museo se ha vuelto el lugar de la paradoja, eso es algo muy interesante. Hoy en día acabará resultando que lo más progresista es ser conservador.

P Paul B. Preciado considera que "el rol revolucionario del museo es convertirse en un espacio donde se puedan discutir y negociar sin cesar las representaciones y los lenguajes disidentes. Un lugar de disenso y de confrontación democrática y no de consenso normativo". ¿Qué opina usted?

R Pol Preciado hace estas afirmaciones desde un trabajo muy importante que ha hecho en los programas publicos del MACBA y La Documenta 14 donde cada vez es más importante el trabajo de socialización que hacen los visitantes. Por eso, el debate que se genera entorno a la exposición, no puede ser monológico, unívoco y normativo, sino que tiene que ser una arena de debate que reproduzca un espacio público en libertad donde hay construcciones de resistencia, que tienen un contacto curioso con las políticas de la calle.

P ¿Cree que los museos son utilizados como espacios públicos?

R Hoy en día nos encontramos con que los museos están situados en una posición de envidia respecto a la creatividad de masa que hay en la sociedad. Hay movimientos de 2 millones de personas que se organizan para ir a votar y es algo que nace de las redes. Esta creatividad que está en la calle ha dejado en evidencia lo que históricamente conocemos como la creatividad individual, del artista. El museo acaba siendo una especie de palacio desde el que miras las revoluciones de la calle, pero que a veces se deja asaltar, ocupar.

P ¿Cómo hay que entender los museos?

R Creo que el museo tiene que ser un lugar de excepción. Eso hace que siendo conservador sea un espacio de progreso. En la sociedad todo es actualizarnos, avanzar, dejar atrás usos del pasado. Pero los museos son uno de los pocos sitios donde es posible recuperar esas maneras de hacer del pasado, que hace posible que una pintura y un trabajo producido con trabajos informáticos puedan coexistir. Eso no pasa en la medicina: cuando se supera un tratamiento del corazón, los demás quedan obsoletos. El campo del arte es una realidad multiparadigmática. Puede haber gente que trabaja la madera de la manera más tradicional y otra que hace fotografías con medios tecnológicos. Son dos maneras de hacer que conviven. El museo, ante estas evidencias, se presenta como un lugar de excepción a todo lo que pasa fuera de él.

P ¿Cómo explica esto de 'lugar de excepción'?

R El arte ha sido arte en la medida que ha sido una forma excepcional de trabajar las cosas respecto a las formas de trabajo y de organización normativas de la sociedad. Por tanto, al calificativo de espacio de disenso que propone Paul Preciado, yo le añadiría que también son espacios de excepción.

P Se están haciendo muchos esfuerzos para mejorar mediaciones pero la percepción sigue siendo que los museos son lejanos a la sociedad.

R Creo que la mediación es algo que no podemos ignorar, ha venido para quedarse. Hay un modelo de museo en el que paseas solo, y vas viendo las obras a tu aire€ Este modelo de experiencia está amenazado por una mediación que, quieras o no, te imponen. Llegas a los museos y, de repente, te encuentras con mucha información. Es muy difícil ver una obra autónoma, desnuda, sin informaciones que la gente que trabaja en el espacio ha considerado relevantes para entenderla. Se impone una especie de experiencia del arte que considera que este tiene que ser transparente, asequible, descifrable. Pero hay una tendencia en el arte moderno que se define por todo lo contrario: una pintura que solo se mira con los ojos, con un espectador que siente cosas que solo siente él. Es un arte que produce singularidad. Tenemos que encontrar la manera de movernos entre la mediación, la producción estética, artística, cultural, intelectual, colectiva€ y extraer un sentido.

P ¿Las mediaciones facilitan el entendimiento del arte?

R Bueno, han añadido complejidad, contrariamente a lo que mucha gente piensa. Han añadido capas de significados, otras imágenes, más ideas. Esto te obliga a navegar entre un mar de información más ancho. Que haya muchas interpretaciones quiere decir que no hay ninguna que sea la original, y tú tienes la libertad y la oportunidad de navegar entre todas estas ideas y aferrarte a la que más te satisfaga. Pero no habrá ninguna que se te presente como la interpretación auténtica. Y esto es una gran conquista.