Por Reis Catòlics, en el barrio de Son Canals, en la frontera entre Pere Garau y Son Gotleu, cabalga Biel Font, un músico que durante años ha transitado por la senda del rockabilly y que con su último trabajo, Peregrí dels blaus, se ha transformado y entregado a la canción de autor. "La transformación estilística no es condición necesaria para que yo haga música, es una consecuencia. Quien manda no soy yo, sino las canciones. Ellas te transforman, como lo han hecho las doce piezas de Peregrí dels blaus", confiesa.

"Desde antes de tener uso de razón escucho música", afirma el cantante, compositor y multiinstrumentista marratxiner. A principios de los 90, con doce años, su compañero de colegio Xisco Vallespir, que iba a clases de guitarra con Gabriel Rosales, empezó a traer revistas de instrumentos al aula. Aquellas fantasías de niños fueros configurándose en imágenes reales porque tras unos años de insistencia logró que su padre le comprara su primer instrumento: un bajo. Un Fender Precission que todavía conserva en perfecto estado. "Cuando adquirí el bajo -señala-, empecé a recibir clases en Musicasa y al mismo tiempo formamos con Xisco y Joan Ramonell nuestro primer grupo".

De Jaume Sisa a Mecano, en casa de los Font se escuchaba de todo. Sus padres tenían muchos discos de la Nova Cançó, pero también compraban vinilos nuevos que salían al mercado muy a menudo. "En esa época, y no como ahora, los discos se vendían como churros. Recuerdo estar mirando las fotos de las portadas sentado en el salón de casa: Maria del Mar Bonet, Llach, Raimon, Montllor... También Loquillo y Trogloditas, Tennessee y aquel tan famoso de Los Inhumanos que a mi abuela le hacía mucha gracia", suelta entre risas.

La primera canción que compuso fue Dragonflies (libélulas), en 2003. La empezó en Barcelona, durante un viaje que realizó con su grupo de entonces, Helio. "Tocábamos rock con influencias muy marcadas del rock progresivo de los 70, aunque la canción quedó muy Doors. La empecé por casualidad en la casa donde me hospedaron intentando que me sonara bien una progresión cromática de acordes novena con la guitarra preso de la emoción por tocar con ese grupo, al fin, fuera de Mallorca".

La primera vez que vio el tupé de su colega Joan Ramonell quiso uno para él. Eran los tiempos en que se entregaba a los clásicos del rock de los 50, como como Good golly Miss Molly o Rock around the clock, y también el Carne para Linda, de Loquillo, en el mismo set list. "Ya ves, no teníamos prejuicio alguno en mezclar estilos, épocas... era genial. Los tres nos hacíamos tupé y llevábamos chupas de cuero". Su actitud rockera le condujo hasta Johnny Cash, un autor que le inspiró mucho en un momento concreto de su carrera: "Hacer un buen espectáculo y un disco con sus canciones fue una bonita experiencia y me ha proporcionado mucho trabajo. Ha sido una enorme influencia estos últimos años, pero considero que su tiempo en mi vida ya ha acabado. Biel Alimanya, como instrumento para hacer rock and roll y country, es anterior al tributo que hice a Cash y también lo es posteriormente. Lejos de renegar de lo vivido, diré que no me gusta demasiado que el conjunto del público sólo me relacione con esa figura. He hecho mucha música antes y después de Ridin' to Johnny Cash. En estos 24 años he tocado, con mayor o menor fortuna, estilos en incontables grupos que van desde el swing de los años 30 hasta trip hop en un grupo con el que estuve en 2013".

El salón de su casa de Reis Catòlics es su local de ensayo, el lugar donde se han gestado cuatro de sus referencias discográficas: dos con Tomeu Quetglas, el segundo álbum de Biel Alimanya y el citado Peregrí dels blaus, en el que su hermano Joan Font ha grabado todas las baterías. "Es donde mejor se está y donde suenan mejor las canciones", asegura. En la habitación, muy luminosa, abundan los instrumentos (contrabajo, guitarró, piano, guitarras...), los cuadros (desde un desnudo a un paisaje pasando por pinturas de su hermana Marta, ilustradora de profesión) y los vinilos, entre los que se pueden encontrar algunas joyas, como el primer disco de Elvis o un EP de Joan Ramon Bonet de 1966.

Aunque el lugar ideal para escribir, poesía, quehacer en el que ahora está inmerso, es la casa de sus suegros en Es Fangar (Campanet), en un casa en plena Serra, cerca de Ses Fonts Ufanes. "Soy un privilegiado por poder saborear su calma y su belleza. Para ello no necesito mucho material, solamente tiempo y las notas que voy tomando cuando algo, alguien o simplemente una palabra, me llama la atención", indica. Siempre en constante búsqueda, Font cabalga tras "esa materia prima que te lleva a esas buenas canciones que tras ser arregladas, desarrollan toda su belleza". Peregrí dels blaus es un fiel reflejo de ese anhelo, como también lo será su próxima entrega, su primer poemario, que verá la luz en 2019 para celebrar sus 25 años de carrera. Antes se le podrá escuchar en directo, el próximo día 23, en el Pla de na Tesa, en el Centre Cultural Ca ses Monges (19.00 horas).