Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

Gay Mercader: "Me he esnifado media Bolivia y fumado media Amazonas, pero estoy bien"

"Puse a España en el mapa cultural y he dado alegría, color y música a mucha gente de este país"

Gay Mercader (Barcelona, 1949), promotor de conciertos.

P Enhorabuena por los galardones que últimamente recibe, como el Premio Fest Honorífico a toda una carrera en la industria musical que le otorgaron hace unas semanas en Bilbao.

R Gracias, pero llevo mejor los palos que los halagos. Me da un poco de vergüenza, soy muy pudoroso con estas cosas. No estoy acostumbrado a los premios, me descolocan.

P A pesar de los palos, ¿volvería a tomar el mismo camino, el de promotor de conciertos?

R Sí. Profesionalmente estoy satisfecho de lo que he hecho, puse a España en el mapa musical, cultural, antes que los políticos. Creo que, con mis equivocaciones y aciertos, di alegría, color y música a mucha gente en un país, España, que era blanco y negro frente a París, de donde venía yo.

P 47 años después, ¿continúa enamorado del rock?

R Lo que más me gusta del mundo es la música y la música que más me gusta es el rock, la caña. Nací rockero y moriré rockero. El rock es la base de mi vida, me cambió la vida. Si el rock no te inquieta o te molesta, no es rock&roll. Si está domesticado es pop.

P Al rock se le suele asociar con los excesos, ¿cómo se encuentra, física y mentalmente?

R Estoy sorprendentemente bien, por los excesos que he cometido, que han sido muchos. Me he esnifado media Bolivia y me he fumado media Amazonas.

P Yo que pensaba que eso de sexo, drogas y rock&roll era una mentira.

R No lo es. Calculo que he tenido 1.400 amantes. De relaciones estables voy por la séptima. El sexo es muy simple. En mi época se descubrió la pastilla anticonceptiva y las mujeres dijeron: coño, podemos follar sin quedarnos embarazadas. Como físicamente yo no era feo y me dedicaba al rock&roll, las mujeres se me acercaban como locas. Y yo no les hacía ascos, ni mucho menos. Estuve muchos años durmiendo con dos mujeres a cada lado de la cama.

P ¿Se puede querer a dos mujeres a la vez y no estar loco, como cantaba Machín?

R Te pueden gustar dos mujeres a la vez, y creo que también es posible quererlas. Mi psicólogo dice que yo no he estado enamorado hasta ahora, de ahí mis dudas. Mi vida, como la de muchos de mis contemporáneos, ha sido sexo, drogas y rock&roll a tope. Muchos se quedaron por el camino. La última vez que estuve con Keith Richards hablamos de eso, y los dos coincidimos en que tenemos una genética muy buena, por eso seguimos vivos.

Mercader, con Keith Richards y Bernard Fowler, en aguas mallorquinas.

P ¿Recuerda los 3.400 conciertos que ha organizado?

R Sería una temeridad contestar que sí. Pero recuerdo muchísimos. Tengo muy buena memoria.

P Pues viajemos al principio. ¿Qué le llevó a convertirse en promotor de conciertos?

R Yo me crié en París, con la gente más rica del mundo. Con 14 años mi padre nos regaló a mi hermano y a mí entradas para ver a los Beatles con los Yardbirds de Eric Clapton de teloneros. Poco después vi a los Stones en el Olympia. Y en las fiestas privadas que organizaban mis amigos millonarios vi a los Kinks, Moody Blues y otros. La cultura musical en Francia era muy potente, con revistas brillantes, como Rock&Folk, que apareció mucho antes que la Rolling Stone. Grupos como los Stones y Pink Floyd eran más venerados en Francia que en Inglaterra. Cuando en junio del 68 dejé París me vine a España y aquí advertí enseguida que no podía escuchar ni ver la música que había visto en Francia. Siempre he sido un tío muy lanzado, así que pensé: si nadie lo hace lo hago yo. Así empezó todo. Fue una necesidad vital mía. Quería conocer a aquella gente y vivir en su mundo.

P ¿Cuál fue el primero de sus conciertos?

R Empecé en 1971, en el Pachá de Sitges, con Titanic. Tenía a los Pink Floyd y los Who por 2.000 libras pero no encontraba a nadie que me financiara. A mi familia no le gustó nada que diera la espalda a los negocios familiares, a mi clase social, así que tuve que valerme por mí mismo. Al final logré convencer a Ricardo Urgell, el dueño de los Pachás, que me financió ese concierto. Luego estuve dos años más de vacío, y con el tiempo traje la Incredible String Band, King Crimson y ya empecé. Todo el mundo, incluidos los propios interesados, como la discográfica de King Crimson, me decía que lo mío no iba a funcionar. Nadie lo veía como un posible negocio. La verdad, ni yo ni nadie sabíamos que esto se iba a convertir en una industria. Nunca pensé que llegaría a ser el padre de la industria musical española.

P ¿Cuántas veces se ha arruinado a lo largo de su carrera?

R Cuatro veces, pero cuando uno se cae, se levanta.

P ¿Cuándo volverá al negocio?

R Ya he vuelto. Es verdad que este año no he hecho gran cosa: Norah Jones y Bryan Ferry. El año que viene haré Sting, The Cure en el Mad Cool es mío€ Y cuando vuelvan AC/DC estaré con ellos, como estuve en el 2015 y 2016. En diciembre de 2006 vendí mis empresas a Live Nation y no me dejaron ir durante cinco años, por contrato, así que seguí vinculado al mundillo. En 2012 hice Dylan, los conciertos números 52 y 53 con él, The Cure y Norah Jones. En 2013 y 2014 descansé, tenía exceso de estrés y un tic facial por el que me tuvieron que abrir el cerebro. He vuelto, sí, pero no con el ritmo frenético de antes. No tengo ni ganas ni necesidad. Sigo con esto porque es mi vida, mi mundo, mi pasión y se me hace extraño no trabajar en esto. No lo hago por dinero, porque por suerte eso ya lo tengo solucionado.

P Un mundo, el de los conciertos, que también le ha obsequiado con buenas amistades. ¿Qué músico ha conquistado su corazón?

R Keith Richards. Es todo feeling, todo corazón. Una bellísima persona; muy educado, cercano, llano, exquisito... Y con un gran sentido del humor.

P ¿Qué mantiene a los Stones sobre los escenarios?

R Los aplausos. Cuando tienes una fortuna estimada en más de 400 millones no tocas por dinero. El aplauso es tóxico, crea adicción. Fíjate cuando salen a escena, en plan "somos los mejores y estamos aquí". Ahora ya no lo hacen pero durante años, antes de cada concierto, ensayaban, no encima del escenario sino detrás, donde les montábamos una sala con todo el equipamiento.

P ¿Cómo logró entrar en el círculo de Sus Satánicas Majestades?

R Cuando yo les conocí ya eran leyenda pero aun cargaban con sus maletas ellos mismos. En aquella época éramos muy pocos promotores en Europa, unos diez, y todos, músicos y promotores, luchábamos por lo mismo. Yo incluso vestía como ellos, con abrigos de piel, melena, pendientes con colmillo... Había un mimetismo, nos apasionaban las mismas cosas. Fue estar en el lugar adecuado en el momento justo.

P ¿Cómo era Michael Jackson en las distancias cortas?

R Tímido y frágil, parecía no tener donde apoyarse de verdad. Lo que le mató fue la fragilidad y también el ego. Querer superar a Prince con los 50 conciertos en el O2 de Londres -el autor de Purple Rain hizo 20- fue una irresponsabilidad que le llevó al pánico. Muchos sufren ese pánico antes de subirse al escenario, donde luego se transforman en bestias. Sting no lo padece.

P ¿De qué cantante se ha enamorado?

R De Patti Smith, un encanto. Siempre que toca en Barcelona le mando un ramo de flores. Hace 42 años que la conozco y siempre hemos mantenido una fuerte conexión. Es mi amor platónico.

P ¿Qué futuro le espera al último fenómeno musical, Rosalía?

R Espero que el éxito no la mate. Me gusta, la tengo en mi Spotify. Es una chica con mucho talento. Me parece muy mal que le acusen de apropiarse del flamenco.

P ¿Le augura larga vida al Mallorca Live Festival

R No conozco ese festival. Yo he hecho pocos conciertos en Mallorca: Eric Burdon, una cosa de blues que fue un fracaso brutal y poca cosa más. La mayoría de la gente que va a Mallorca va a veranear y no a escuchar un concierto. Y las discotecas harán lo posible para joderte el negocio. Playa, chiringuito, copas y más copas en la discoteca, eso es lo que buscan los turistas. Cuando uno se plantea un festival debe pensar: ¿Dónde está el público? Veo difícil un festival en Mallorca.

P ¿Se divierte en Mallorca, isla que conoce bien?

R Una de las últimas veces que vine fue a casa de Miquel Barceló, que me hizo un retrato. Mallorca me pareció el metro de Tokio en hora punta. Durante años, en los 80, veraneé en Deià, en un gran caserón que alquilaba el modisto Antonio Miró. No había mucha gente y sí mucho artista. Por ahí andaba Graves, con quien no traté mucho, Kevin Ayers, los Berlanga, Narcís Serra... Estuvo bien. Un ambiente muy relajado. Recuerdo ir a Sóller a comprar cocas de verdura... Era una vida muy campestre, tomando el sol, de relax.

Compartir el artículo

stats