¿Quién no se ha topado en las redes sociales con una ilustración sobre el desamor firmada por Alfonso Casas? De sus corazones despechados en tiempos digitales, el ilustrador zaragozano ha pasado a dibujar a uno de sus ídolos, Freddie Mercury, en una biografía "que no va a aportar datos nuevos sobre su vida, sino un homenaje hecho por una persona que admira a este artista como referente de la música y la cultura popular".
El volumen de Casas (editado por Random Cómics) sobre todo explica a Mercury como una persona que "vivió su vida de manera libre". "Investigándolo, he sabido que en privado era una persona tímida, que buscaba el amor y era insegura. Y luego sacaba otro yo sobre el escenario, una suerte de disfraz, una versión en carne y hueso de su tema The Great Pretender", refiere el autor, que presentará esta biografía mañana sábado a las 12 horas en Rata Corner acompañado por el periodista Nacho Jiménez.
"Freddie se inventó a ese gran farsante cuando la prensa no le trataba muy bien y quería apartar su vida de los medios", sostiene el dibujante. "Era la manera que encontró para enfrentarse al mundo. ¿Acaso no hacemos algo similar todos nosotros?", se pregunta.
Amén de la libertad, Casas cree que Mercury y Queen explican muy bien las dinámicas musicales de los setenta y ochenta. "Cómo funcionaban los éxitos, cómo se convertían en número uno a nivel mundial. Cómo vivían el acoso de la prensa. En la actualidad, los éxitos se ramifican mucho más", señala.
Uno de los aspectos que quedan mejor reflejados en la biografía de Casas es el tono celebratorio de la vida de Mercury. "Es un personaje que no pasó de puntillas por la vida y eso me parece admirable. Vivió de manera intensa: no se quería perder nada", apunta. Una filosofía frente a la existencia que ha trascendido su faceta musical.
Para el ilustrador, existe un claro paralelismo entre Bohemian Rhapsody y la biografía de Mercury. No en balde, divide los capítulos del libro según las secciones de aquel gran éxito, como si su vida y su canción más famosa discurrieran en paralelo. "Si te fijas, es un tema que siempre va hacia adelante, en él nada se repite, no tiene estribillo. Como la vida de Freddie", considera. Ese anhelo por desmarcarse de lo establecido también lo aplicó el cantante al prototipo de estrella del rock, un género musical totalmente masculinizado desde sus orígenes. "Él eso lo cambio por completo, le dio la vuelta", apunta el ilustrador. "No creo que Mercury fuera abanderado de ningún movimiento LGTBI. De hecho, no suelen ser los artistas los que deciden eso, sino su público. Él se limitó a vivir su vida con libertad y eso le hizo grande. Creo que este punto es la mejor manera de conectar con él".
A nivel visual, lo más complicado para Casas fue encontrar el "término medio" entre un retrato del artista y su propio estilo. "No es un Freddie realista, sino que se trata de mi visión", sostiene.
Asume que la tarea no fue sencilla. "Es difícil dibujarle sin caer en la caricatura porque tenía los rasgos muy marcados", advierte.
Además del vocalista de pelo corto y bigote, el dibujante ha buceado en videoclips, documentales, entrevistas y publicaciones de fotos para acercarle al lector a otros Freddies menos icónicos pero igual de reales. "Pasó por muchos estilos distintos", asegura. "El mayor reto ha sido dibujar al Mercury menos conocido y conseguir que fuera reconocible", confiesa.
La gran actuación junto a Montserrat Caballé para cantar el himno olímpico Barcelona ha sido genialmente ilustrada por Casas con las manos de ambos artistas enlazadas. "Todos nos quedamos con ese gesto, que simboliza la gran amistad que después mantuvieron", comenta.
"Este libro es un complemento a la película Bohemian Rhapsody que ahora está en los cines", asegura.
