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Crítica de cine

Saltar los protocolos

The guilty

Dinamarca, 85 min.

De Gustav Möller. Actores: Jakob Cerdegren, Jessica Dinnage, Omar Shargawi. Cines: Augusta.

Formalmente el referente más inmediato de este filme es Locke (S. Knight, 2013), un viaje nocturno, ininterrumpido a través de Inglaterra en coche, limitado a las sucesivas conversaciones telefónicas de su solitario conductor. En The guilty el protagonista es un policía (Asger/Cerdegren) asignado temporalmente a la centralita telefónica del 112, y su afán por resolver un aparente caso de violencia de género. Toda la película se desarrolla en la oficina policial, la cámara no se despega ni un segundo del hombre. La dirección y fotografía alternan discretos movimientos de cámara y cambios de ángulo, para aportar dinamismo sin desconcentrar al espectador. Reto, como Locke, inusitado, e igual de logrado. El actor, Cerdegren, muestra más que suficiente expresividad sin llegar a comerse la pantalla.

En cuanto al fondo los dos filmes más cercanos son La conversación, de Coppola, y La vida de los otros. Las imperfecciones del poli danés me han recordado además al atribulado McNulty de The Wire. A Asger lo han esposado (figurativamente) a la centralita como castigo y reciclaje, para que adquiera más perspectiva y empatía con los ciudadanos. Lo intenta, sufre, mejora. En esas centralitas los protocolos son muy estrictos. Importa sobre todo clasificar y canalizar bien cada incidencia, no cometer fallos. Los policías en cambio tienen más autonomía, les permiten arriesgar más, seguir su instinto y experiencia para precaver crímenes. Esa disimilitud, más la arrogancia de Asgar, logran mantener la tensión del espectador todo el filme. Sólo flaquea en los giros dramáticos (no inverosímiles, sí algo novelescos) del caso de violencia de género. Resumido, thriller sencillo, original, con leve fondo social y mucho suspense.

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