"El viaje más desgraciado que se pueda imaginar", "después de mil penas y grandes gastos", "el egoísmo, el descuido, la insensibilidad, la mala fe y el espíritu de rapiña de los mallorquines", "país maldito", "España es una nación odiosa"... Éstas son algunas de las lindezas que George Sand escribió después de su estancia en Mallorca con Chopin, expresiones durísimas recogidas en una carta que el 8 de marzo de 1839 envió a su amigo el abogado y político François Rollinat.

La misiva acaba de ser subastada en París por la casa Drouot. Ha sido adquirida por el Instituto Chopin de Varsovia por la cantidad de 23.400 euros. Consta de dos páginas manuscritas (reproducidas en este reportaje) donde Sand describe de forma precisa y con mayor crudeza que en Un invierno en Mallorca su viaje a la isla junto al músico polaco y su hijo Maurice. La carta ha sido estudiada y publicada en distintas compilaciones de las epístolas de la autora francesa.

La escribió ya de vuelta a Francia, en concreto desde Marsella, donde Chopin se iba recuperando de una tuberculosis que casi le deja sin vida en Mallorca tal y como relata Sand. "Partimos de allí [la Cartoixa] a toda prisa pese a que Chopin no tenía fuerza ni para moverse". Decidieron marcharse después de buscar infructuosamente una casa habitable y porque el músico había empeorado debido al mal tiempo de aquel invierno y la humedad "que empapaba nuestras ropas". "En ese país [refiriéndose a la isla] no se conoce el uso de las chimeneas. Habíamos conseguido a través de un precio desorbitante una polea grotesca y un caldero de hierro que nos llegaba a la cabeza y nos secaba el pecho", escribe una mujer que acabó exhausta y "aquejada de reumatismo" después de "siete horas diarias de trabajo como preceptora, mi trabajo literario, los continuos cuidados del enfermo y la inquietud mortal que todo ello me causaba".

El músico polaco llegó al puerto de Palma con esputos púrpura después de un terrible trayecto en birlocho (carruaje ligero). Los amigos de la pareja les negaron un servicio de vehículo en condiciones. Para más inri, embarcaron con cien cerdos hacia Barcelona, "donde los infortunios se endulzaron".

Entre las "desgracias" y "penas" descritas por Sand, cabe destacar los elevados precios que desembolsaron para no morirse de hambre. "A causa de la mala fe insigne y el espíritu de rapiña de los indígenas, tuvimos que pagar las cosas casi diez veces por encima de su valor". También cuenta cómo el dueño de la "pequeña casa" que habían alquilado (Son Vent) les echó a la calle y trató de denunciarles para obligarles a esterilizarla por la infección de tuberculosis. "La judicatura indígena nos habría desplumado como pollos".

Llegaron a la Cartoixa valldemossina tras conocer a un matrimonio español que por razones políticas se ocultaba entre sus muros.