" Fe es un directo, una muestra de lo que he hecho este último año y medio. Un disco con el que me he puesto solo al piano y con el que recupero mi amor por este instrumento", confiesa Marcel Cranc, el alter ego del músico Miquel Vicens (Sencelles, 1973).

Publicado por el sello Runaway, la idea de este trabajo, el séptimo en la discografía de un autor de formación clásica que desde su irrupción en la escena como Marcel Cranc siempre ha navegado entre el pop, el folk, la investigación y la electrónica, surgió de Peter Terrassa, el propietario de la citada discográfica, quien le propuso grabarlo mientras preparaba el próximo disco con material nuevo que registrará en primavera.

Fe -grabado con Toni Fernández en los estudios Digitals- contiene los cortes Furtivament, Superficie, Morfina, Nord y Voler, temas ya publicados en otros trabajos pero que ahora son "revisionados", sin otros músicos, "solo con piano y algún sintetizador y programaciones". Se presenta en cedé y en vinilo 7", con una frase diferente escrita por Marcel Cranc en cada portada y numerados (300 copias).

Este material nuevo, que ya pudo escucharse en la última edición de Fira B!, puede entenderse como un retorno a su primer disco, Animal fràgil, estreno que se produjo también en solitario, sin banda alrededor. "Admiro a esa gente joven que sabe lo que quiere desde el principio. Al final he tenido que ir adonde me encuentro cómodo. En ocasiones me he acercado demasiado a caminos del folk y del pop, cuando creo que lo que quería enseñar estaba en mis primeros dos discos".

Así, a la hora de seleccionar el repertorio de Fe, ha viajado hacia el pasado, buceando en Animal fràgil (2006) y Ara (2008), principalmente, pilares de un cancionero que se extiende a Imagina (2010), U (2012), Despertar (2013), el único disco en el que cambió de lengua, del catalán al castellano, de la mano de Warner/Music Bus, y La vertadera història-Cases de sucre (2016).

"He apostado por canciones que tenían la esencia de mis inicios: temas más desnudos, sin mucha parafernalia, aunque en el directo se juega con muchas dinámicas, con muchos matices. La electrónica me ayuda mucho en este sentido, me gusta escuchar un concierto en el que hay sorpresas", señala.

Su presentación en directo tendrá lugar en el Xesc Forteza este viernes (20.30 horas), concierto del que espera que "la gente salga con la sensación no solo de haber escuchado una serie de canciones sino que ha pasado algo, que nos cautivemos los unos de los otros, que se produzca la magia del directo".

Orgulloso de haber contado con grandes músicos a lo largo de su carrera (Jaume Compte, Toni Brunet, Chus Coll, Miquel Àngel Bauçà o Àngel Garau, entre otros), considera "arriesgado" su nuevo ejercicio musical pero espera que le sirva para conectar "con nuevos públicos" que valoren su discurso musical, en el que el piano es protagonista. Un instrumento que fue el primero al que se entregó, cuando estudiaba en el Conservatori, hasta que llegó "a un callejón sin salida. Necesité buscar nuevos caminos y rodearme de otros músicos, pero ahora he querido recuperar el primer aliento, el del piano".

"El amor por el piano se perdió en algún momento, como todas las historias de amor. No sé si el piano me abandonó a mí o fui yo quien lo dejé. Al juntarme con buenos músicos me concentré más en cantar. Ahí descuidé el piano, intenté tocar mejor la guitarra... pero no me acabo se sentir cómodo con ella. El piano me lo da todo, con él puedo dominar matices que me aportan mucho. Recuperar un amor es difícil, siempre hay reproches, pero ha sido un empezar de nuevo, con mucho esfuerzo. En estos tiempos que corren solo nos queda la fe. Si no creemos en nosotros estamos perdidos", subraya.

Interesado por el Niño de Elche, Tündra o el suizo Colin Vallon, adelanta que su próximo disco con material inédito estará marcado por "el piano solo, máquinas y sintetizadores. Me gusta la mezcla", subraya.