Se fogueó en los escenarios de Chile y Argentina. Y ha dado el salto a Europa. Natalia Valdebenito se ríe de que la llamen feminazi o de que no le gusten los perros. Es radical y sarcástica. La chilena aterriza este viernes en el FesJajá con su espectáculo 'Sin miedo'. Su turno es a las 22 horas en los cines Rívoli.

-¿Su público está formado sobre todo por mujeres?

- La verdad es que es bastante mixto ahora mismo. Está todo el mundo convocado. Cuando empecé, era lo más parecido a una despedida de soltera.

-¿Qué países se ríen menos de sus chistes feministas?

- Me gusta jugar a adaptarme pero sin ceder el estilo. He de ser genuina, verdadera. Prefiero gustarles por lo que soy y sobre todo disgustarles a los tíos.

-¿Es radical su humor?

-Me gusta mucho esa palabra. Me dicen que soy radical y fuerte. Espero estar a la altura de esa palabra.

-El humor en España está atravesando un momento complejo: denuncias, cierre de cuentas en las redes...

-Lo sé. Lo de Dani Mateo me enteré porque cerró su cuenta de Twitter. Yo hago un programa de radio hace cinco años, Café con Nata. En él he aprendido a decir muchas cosas moviéndome entre dos lugares: el sentido común y la mentira. Yo de momento nunca he tenido problemas de este tipo con mi trabajo. Pero sí me han hecho sentir que estoy en riesgo. En las redes sociales recibo amenazas y he tenido que batir con eso. Veo que lo que digo molesta al poder. Precisamente de esos insultos y amenazas, hago muchos chistes. Porque quiero poner en la plaza pública cómo está pensando la sociedad.

-Ponga un límite al humor.

-Lo tengo claro: hay que pegarle al poderoso, no al más débil.

-El feminismo ha irrumpido con fuerza en el humor. ¿Por qué?

-El humor es un medio de transporte, de información, de reclamo, de desahogo. Y creo que ha llegado la hora de que nosotras nos hagamos cargo de nuestro propio relato. Como sobre la mujer hay muchos tópicos y muchas normas sobre cómo deberíamos ser, la comedia le va perfecta porque el humor va de romper con lo establecido. Las mujeres no tenemos historia y ahora tenemos que construirla. Y hemos de poder equivocarnos también. Basta ya de que tenemos que ser excelentes, estupendas, etc. ¿Por qué se nos exige más? Dejadnos en paz, dejadnos equivocarnos.